El Valencia salva los muebles en Canarias
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El Valencia CF salvó los muebles in extremis en el partido de ida de octavos de final de la Copa del Rey y sacó un empate que le permite llegar al partido de vuelta con un buen resultado para sentenciar la eliminatoria. El gol de Rodrigo en el 84 hacía justicia a los méritos de ambos conjuntos que se llevaron una parte cada una. En la primera Las Palmas fue mejor y marcó gracias a Calleri, y, en la segunda, con toda la artillería sobre el campo, los de Uría espabilaron y sacaron un empate fruto del ahínco más que del acierto.
De inicio no hubo sorpresas. Rubén Uría había anunciado que no se iba a reservar nada y lo cumplió casi a rajatabla. En el banquillo, de los posibles, solo se dejó a Parejo. Sacó la versión B del Valencia con Jaume; Montoya, Garay, Vezo, Lato; Maksimovic, Kondogbia, Andreas Pereira, Nacho Gil; Mina y Zaza.
El duelo parecía más de pretemporada que de ida de octavos de final de Copa del Rey. Los locales, en plena revolución, estrenaban entrenador y sistema. Los visitantes, sin prisa, sabedores que hay un partido de vuelta para resolver y con un equipo plagado de ausentes.
Así, las ocasiones tardaron en llegar. La primera clara fue en el 10'. Garay remató de cabeza un centro de Andreas Pereira, pero Undiano Mallenco anuló el gol por falta previa de Kondogbia.
El duelo estaba tan soso que transcurriría un cuarto de hora más hasta que se produjera el primer chut entre los tres palos. Fue obra de Simone Zaza, desde lejos y sin peligro para Chichizola.
Era un espejismo porque el que más ímpetu -sin calidad- ponía era Las Palmas y así llegó el primer gol. Borja Herrera centraba desde la izquierda y, ante la pasividad de los centrales, Calleri llegaba ante la oposición de Lato para marcar a placer.
El Valencia despertó de repente. Zaza y Mina pusieron una marcha más en la presión y, gracias a eso, se fabricaron una jugada que bien pudo haber acabado el gol. Mina condujo, tenía dos pases, uno a cada lado, pero prefirió sacarse un disparo lejano, seco, duro, que forzó la estirada de Chichizola.
A la siguiente jugada, Maksimovic culminó mal una contra bien llevada por Andreas Pereira. No hubo tiempo para más en esta primera mitad. Al menos, el Valencia demostraba que si quería, podía.
Salen Parejo, Guedes Rodrigo
Uría no lo vio nada claro y, asesorado o no por Marcelino, tras el descanso dejó a Kondogbia y su maltrecha rodilla en el banquillo y puso en liza a Parejo. El Valencia, además, incrementó la presión en pos de un gol que igualara el partido. Poco después sacaría a Rodrigo por Pereira, muy desacertado, y desplazaría a Mina a la banda derecha. Uría quería un gol.
La salida del hispano-brasileño y su velocidad 'extra' revolucionó el partido. A los pocos minutos ya había gozado de una ocasión y había dejado solo a Zaza que, incomprensiblemente, intentó una lejana vaselina cuando tenía 20 metros para acercarse solo hasta la meta canaria.
El Valencia encerró a su rival, con más ganas que clase. De hecho, el ataque se convirtió en una sucesión caótica de acciones sin precisión. Guedes fue objeto de un penalti en el 71. Era la desesperación la que gritaba por el portugués, menos fino que otras veces. El empuje no cesaba, pero el desacierto tampoco. En el 80 Zaza falló de nuevo. Esta vez desaprovechó una buena asistencia de Guedes.
Al final tuvo que ser Lato el que, en una de sus pocas subidas en el partido, pusiera tras una pared con Guedes, un centro medido para que Rodrigo lograra el empate llegando desde atrás. El tanto hacía justicia a los méritos desarrollados por el Valencia en esta segunda mitad.
El Valencia, sobre todo gracias al fallón Zaza, tuvo alguna ocasión más para llevarse la victoria, pero el electrónico ya no se movería. Al final, justo empate y el desenlace copero se vivirá en Mestalla.