Por la afición, por la historia y por Waldo
Es el día. El día de la vida de muchos de ellos. El primero de los que tienen que venir. Es la hora, las 21, cuando este jueves arranque el Valencia-Betis, partido correspondiente a la vuelta de semifinales de la Copa del Rey que se disputará en Mestalla y que debe acabar con el Valencia CF en su decimoséptima final de la competición del KO. La primera en 11 años, demasiado tiempo para un club con la historia de los blanquinegros.
Por esa historia, en la que Waldo es uno de sus máximos exponentes y por una afición fiel que no ha fallado en los peores momentos de esta temporada, el equipo debe devolverles hoy el esfuerzo clasificándose para la final del próximo 25 de mayo en el Benito Villamarín. El espíritu del delantero brasileño estará presente en una cita en la que se guardará un minuto de silencio y el equipo lucirá brazaletes negros. Eso, en el campo. En la grada, habrá tifo y un ambiente de noche grande. Hace más de una década que el Valencia CF no se ve con tantas opciones de disputar un título. Quizá la noche de M'Bia, pero eso forma parte del pasado. El presente es que en el año del Centenario el Valencia CF quiere y puede disputar una final de Copa del Rey. En su mano lo tiene y el 2-2 de la ida lo convierte en gran favorito para pasar a la última ronda.
Desde hace días el valencianismo contiene el aliento, respira distinto, duerme peor, se remueve en la cama anhelando la final soñada. Hoy se dejará el alma junto a su equipo. Quiere otra copa, quiere la Copa del Centenario.
Es noche de hombres más que de jugadores. Aún así, Marcelino tiene a casi todos los suyos a punto. Sólo faltará Garay, el resto, el once de gala, está disponible y dispuesto. Por delante de Jaume, el portero de la Copa y de la esperada final si se da, estarán en la zaga Gayà con la nariz quebrada, Gabriel Paulista y Roncaglia con el cuchillo entre los dientes, Piccini esperando a sus ex.
En el medio la batuta es para el capitán Parejo. Es su gran noche. Acaba de renovar con el Valencia CF y sólo le queda jugar una final. Lo de ganarla se andará después. A su lado estará su inseparable Kondogbia, al que le han dado descanso para que llegue al duelo a pesar de su renqueante tobillo. Ellos estarán escoltados en las bandas por la 'ducatti' Guedes y por Carlos Soler. Ellos, los canteranos, sin duda disfrutan más que nadie noches así. Ser profeta en tu tierra es algo grande. Arriba la pareja de oro es la formada por Mina y Rodrigo. Opciones tiene más, pero este es el once de gala. En la recámara quedan Cheryshev o Gameiro, e incluso Sobrino.
Salga quien salga se dejará la piel. Fallar está prohibido. Marcelino sabe de que se habla. Se ha quedado a las puertas de la final cuatro veces. "Espero que a la quinta sea la vencida" decía en la previa. Para él es la quinta, para el Valencia CF otra cita ineludible con la historia en la que está prohibido fallar. Desde hace unos días el valencianismo contiene el aliento, respira distinto, duerme peor, se remueve en la cama anhelando la final soñada. Hoy se dejará el alma junto a su equipo. Quiere otra copa, quiere la Copa del Centenario.