Francis Coquelin, el soldado irreductible
La guerra terminó para todos, menos para él. Treinta años después de que acabara la Segunda Guerra Mundial, el soldado Hiroo Onoda fue encontrado en una selva filipina, escondido, librando una batalla que ya no existía. Japón se había rendido, pero él no. Durante tres décadas continúo luchando contra campesinos que creía espías, alimentándose de lo que podía. Fue uno de los llamados 'soldados de Japón dejados atrás'. Un grupo en el que bien podría estar Francis Coquelin.
El francés del Valencia CF también es un soldado irreductible. El pitido inicial del árbitro marca el comienzo de una guerra en la que Coquelin no concede tregua, ni al rival ni a sí mismo. Corre y defiende y recupera y pasa y falla y vuelve a recuperar y manda y grita y no descansa. No descansa nunca. La competición no lo permite. Hay que ganar.
Esa es la filosofía que sigue el francés en cada faceta de su vida. Hay que darlo todo para alcanzar las metas. "Es algo que tengo en las venas. Voy a competir siempre, a ganar siempre. Soy un ganador quiero ganarlo todo, entrenamientos, partidos...", explicaba el mediocentro galo en una entrevista para ElDesmarque Valencia.
Todo por el equipo
Coquelin no es el futbolista mejor dotado técnicamente, ni el más imponente físicamente. Pero cualquier carencia la suple con esfuerzo y concentración. Esa ha sido la seña de identidad que le ha representado durante toda su carrera.
Una carrera en la que ha vestido mayoritariamente ha vestido la camiseta del Arsenal. A los 17 años fue descubierto en Francia por un ojeador del club londinense y se incorporó a las categorías inferiores de los Gunners. Allí permaneció desde 2008 hasta 2018, con cesiones al Lorient, Friburgo y Charlton.
Su explosión definitiva la vivió tras esta última cesión. Se ganó la confianza de Arsene Wenger y se convirtió en un fijo en las alineaciones del veterano técnico galo. El Arsenal no vivía su mejor época, pero levantó dos FA Cups (2015 y 2017) y una Community Shield (2015). En el Emirates formó una pareja perfecta con Santi Cazorla, un futbolista con el que se complementaba totalmente.
Pese a que era uno de los jugadores más queridos de la grada, perdió la confianza de Wenger y decidió hacer las maletas en busca de un destino que le permitiera seguir compitiendo. Tuvo ofertas económicas importantes, pero priorizó lo deportivo y recaló en el Valencia CF en el mercado de invierno de 2018. En Mestalla enamoró a la afición desde el primer minuto y se ha convertido en el símbolo de la garra. Como valencianista ha aumentado su palmarés y ganó la Copa del Rey (2019), protagonizando una de las imágenes más impactantes de la final. Tumbó a tres jugadores del Barcelona e inició un contragolpe para su equipo.
Fue una jugada que ni el propio Coquelin sabe explicar: "una final siempre es especial. Tenía que dar un plus al equipo para ayudar y a veces pasa alga que no entiendes y así fue".
El 'otro' Francis Coquelin
Coquelin no tiene amigos en el césped, pero es totalmente distinto en las distancias cortas. Tranquilo, simpático y bromista. Eso sí, por sus venas siempre corre la pasión por el fútbol y la necesidad de competir, sea cual esa el escenario. El lado más desconocido del francés es su afición por el parchís.
La 'delegación' francesa del vestuario valencianista se reúne alrededor de un tablero de parchís durante las concentraciones y viajes. Coquelin no admite la derrota tampoco en el juego de mesa. "Pregunta a Diakhaby y Gameiro si se van contentos a casa cuando juegan contra mí. Yo siempre me voy contento", bromea el exjugador del Arsenal.
Pero su pasión innegociable es el fútbol. Le gusta jugador y también verlo. "Me gusta mucho el fútbol. Veo todas las Ligas, desde las de arriba hasta la tercera francesa por ejemplo o los jóvenes", comenta. Tanto que asume que continuará ligado al fútbol cuando se retire: "no sé si entrenador, pero algo relacionado con el fútbol seguro".
En cualquier caso, todavía falta mucho para que cuelgue las botas. Si es que llega algún día ese momento porque está claro que Francis Coquelin es un soldado irreductible y nunca se rinde.