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La noticia saltó en redes. Manuel Morera, compañero en ElDesmarque lo confirmó. "Españeta ha muerto". Álex y yo nos miramos. Llevaba todo el día con la mosca detrás de la oreja. Había preguntado a Fernando Giner y no sabía nada. Me quedé tranquilo. Después vi un tuit, otro e, irrefrenablemente, descolgué el móvil. El de Españeta es uno de los pocos teléfonos que tengo en la agenda y que la primera entrada es un fijo, el de su casa. Era paradójico,. pero así era. Al tío más accesible que he conocido en el Valencia CF, al más cercano, al que más te ayudaba, al más fácil de localizar y no tenía móvil. ¿Para qué? Siempre estaba dispuesto.
El caso es que marqué el 9, 6, 3... y me contestó una voz femenina, joven, de su familia. Estaba con el agitado papeleo de la funeraria y, tranquila, me confirmó el peor de los presagios. Me contó que todo sucedió casi por sorpresa, poco después de preguntarle si hacían juntos el desayuno y no quise preguntar más. Les di el pésame y colgué. Comenzó la vorágine de la redacción y el ajetreo de sacar esto, aquello, recuperar la última entrevista y comer algo. El lío me tuvo entretenido unas horas. Yo estaba triste, jodido, pero tan ocupado que no había parado a pensar en él, en Bernardo. Llevo más de 20 años de profesión siguiendo al Valencia CF, casi todos ellos ligados a Españeta. Daba igual si acababas de empezar o si eras de los veteranos. A los periodistas, como a los jugadores, como al resto de compañeros en el club siempre los trataba igual. Siempre una sonrisa, siempre dispuesto a ayudarte, pocas veces enfadado (no recuerdo si lo vi alguna) y siempre, siempre, siempre, currando. Al frente de todo el material y las botas primero y luego formándose a los que hoy le sustituyen. Recuerdo cuando le pedía balones para jugar los amistosos que hacíamos los periodistas hace décadas en Paterna o cuando le pedía permiso para poner a un futbolista aquí o allá para una foto...
Él cuando te daba un balón, si podía, lo hacía con una filigrana. Su calidad con el esférico era casi tan grande como su habilidad parar firmar autógrafos, pero ninguna de estas virtudes hacía sombra a la mejor de todas ellas: su calidad humana. A mí siempre me hizo sentirme querido e importante. Gracias Bernardo.
La foto con Españeta
Para mí el periodista no es noticia, por eso sólo me permito el lujo de hablar de mí en este blog y como homenaje al amigo que se fue. Recuerdo que después de jubilado a Bernardo lo vi sólo alguna vez. En actos de la Asociación de Futbolistas del Valencia CF, en el Centenario y cosas así. Siempre me decía lo mismo: "¿Cómo estás amiguete?" Juro que pensé en entrevistarlo, en ir a verle. Esas cosas que vas dejando y hoy lamentas. Lo comenté alguna vez con Giner, tendríamos que acercarnos a verlo. Seguro que él lo hizo, yo no fui.
A veces lamento ser tan raspa, no ser más atento. Es como las fotos. No soy de hacerme fotos con famosos, sólo con gente importante en mi vida. Esos que merecen la pena y que siéndolo todo, te tratan siempre como uno más. Españeta era uno de ellos, Jaume Ortí otro, Jaume Hernández Perpiñá...
La foto que tengo con Bernardo y que ilustra este artículo me la hice en el Parador Nacional de El Saler, dónde tantas veces se concentró el equipo con España al frente de la expedición. Aquel día sonreíamos. Hoy yo no puedo.
Qué triste y huérfanos nos dejas Españeta, don Bernardo como me gustaba llamarte cuando tú me preguntabas “¿Cómo estás amíguete?” Hoy te diría, estoy jodido, muy jodido. Abrazo grande Bernardo. No te olvidaré. Descansa en paz hasta que volvamos a vernos.
David Torres
Delegado de ElDesmarque en Valencia
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