Salgo de Mestalla emocionado. Ver público en Mestalla me puso el vello de punta. Los casi 3000 seguidores que acudieron al campo hicieron que el Valencia protagonizara el mejor partido de la temporada pero no desaprovecharon para recordar que quieren a Peter Lim fuera de sus vidas y a Anil Murthy fuera de Mestalla.
Siete años después de que la Fundación decidiera vender el club a Peter Lim, la primavera valenciana ha estallado. La guerra de los siete años amenaza en convertirse en la de los 30 o la de los 100, pero la realidad es que la espita se ha encendido y ya no tiene vuelta atrás. Una buena, que no esperada gestión deportiva, podría aplacar los ánimos, pero ya no puede apagar el fuego. Cada vez son más los amigos y conocidos, muchos de ellos ajenos al mundo del fútbol, que me preguntan "¿Qué pasa con Peter?" Para mí es la prueba inequívoca que el grito de angustia y auxilio de la afición valencianista ha traspasado fronteras.
La aparición en escena de la oferta del presidente del Lille contactando para comprar el club, las declaraciones de Lim en Financial Times hablando de precios y valor real del club, no hace más que confirmarme que el Valencia está en venta, o al menos en el mercado, aunque el precio actual que pida Lim sea irreal. El tiempo y el mercado fijarán el valor exacto.
Harina de otro costal será conocer quién compra y cuáles son sus intenciones. El deseo es que el futuro comprador quiera ponerlo al servicio de los valencianos después, pero un servidor ve complicada esa ansiada democratización. Implica tanta generosidad que no sé si alguien está dispuesto a ello. Ojalá sí.
Hasta que llegue el momento en que el precio de venta permita a alguien interesado comprarlo, para meterle mano al asunto, hay dos grandes campos de batalla jurídicos abiertos para que haya un cambio en la propiedad.
Hasta que llegue el momento en que el precio de venta permita a alguien interesado comprarle a Peter Lim, para meterle mano al asunto, hay dos grandes campos de batalla jurídicos abiertos
Por un lado está el incumplimiento de la ATE, dónde las instituciones y la oposición a Peter Lim están centrados para que no se prorrogue si no hay compromiso formal y pruebas de que se va a acabar el Nuevo Estadio. El otro escenario jurídico que se sigue investigando, y ahí viene lo curioso y paradójico del asunto, radica en el origen de esta historia. No en vano, se encuentra en el documento de venta que se acordó hace ahora siete años. Ahí figuran los compromisos reales a los que Peter Lim se sometía como comprador y que poco o nada tienen que ver con las condiciones iniciales de la venta (puedes consultarlos aquí)
Dicho esto, y mientras la primavera valenciana florece, a Meriton debe exigírsele que su gestión sea responsable, económica y deportivamente hablando. Otro año así es inadmisible. No hacerlo lo único que logrará es encarnizar una guerra cruenta que a nadie le interesa que se alargue. Cuanto antes se resuelva, mejor para todos. Feliz semana.
David Torres
Delegado de ElDesmarque en Valencia