El otro Nou Mestalla: la soledad, Carlos Corberán y Mark Fenwick

Sigo todavía tocado en el ánimo por el triunfo que se le escapó al Valencia en el 92 en Sevilla, pero estoy convencido que si juegan así, con el apoyo de Mestalla, acabarán salvándose a pesar de una pésima primera vuelta. Es domingo, y a medida que pasan las horas el pesimismo por la situación liguera decae mientras sigue presente  la enorme sensación de alivio y un punto de emoción por lo sucedido el viernes. Y es que, aunque a algunos les moleste, tengo la sensación de haber vivido un día histórico para el valencianismo con el regreso de las máquinas al Nou Mestalla. Creo que es un hito, no un triunfo, que se debe celebrar por muchos motivos. El principal, porque es bueno para el club como entidad, que da un paso hacia la modernidad, hacia un mejor futuro económico. Pero es que, además, creo firmemente que esta será la puerta de salida de Peter Lim. Con el nuevo estadio en vías de acabarse, el Valencia CF es una perita en dulce para el mercado.

La emoción y la ilusión por ver cómo vuelven las máquinas, algo que muchas veces dudé si volvería a ver, no me impide no obstante cuestionarme otras cosas más tristes. Hoy me acuerdo de mucha gente que ha peleado o luchado (y pelea y lucha) para que el Nou Mestalla volviera a coger velocidad de crucero y tuviera, al fin, fecha de finalización, y que no pudieron ver este momento. Por eso, por su importancia, me da pena, mucha pena, ver que un día tan importante para el valencianismo se ha celebrado casi en la clandestinidad, sin la luz y taquígrafos de los medios de comunicación, casi sin gente. Obviamente me habría gustado estar, como periodista y como aficionado, e imagino que a muchos valencianistas más, también porque las alegrías compartidas son más. Me sorprende (o no), además, la ausencia de representantes políticos en el acto. Unos por no querer quemarse, otros porque claro no van a descabalgarse otra vez de un caballo del que ya cambiaron de montura el año pasado.... El caso es que, en la distancia hubo críticas y comentarios, pero presencia política ninguna. Mal por parte de unos y de otros. Y eso, que ya vaticiné antes de las elecciones de mayo del 2023 que quien ganara las mismas desbloquearía el asunto del estadio y lo inauguraría. Catalá va por ese camino y uno se alegra porque era una necesidad ciudadana.

El regreso de las máquinas al Nou Mestalla, aunque siga habiendo voces discordantes, creo que mayoritariamente ha sido recibida como una buena noticia.  Es un hito que, y esto ya es una mezcla de información y deseo personal, creo que llegará acompañado con la elección en un futuro de Valencia como sede del Mundial 2030.

¿Qué miedo había para no hacer un acto más multitudinario? ¿La crítica? ¡Bah!. Si uno tiene claro su camino, poco o nada debe importarle lo que piensen los demás. Se lo digo por experiencia.

El caso es que se celebró de forma privada y me cuesta entenderlo ¿Qué miedo había para no hacer un acto más multitudinario? ¿La crítica? ¡Bah!.

Si uno tiene claro su camino, poco o nada debe importarle lo que piensen los demás. Se lo digo por experiencia.

La cara de Fenwick

¿Saben lo que me hizo ser consciente de los años que han pasado con el estadio parado? La cara del arquitecto Mark Fenwick cundo lo vi bajar del taxi o cuando se dispuso a leer su discurso en la presentación del nuevo diseño del estadio. El nuevo director de la obra desde luego ha perdido en su piel la frescura y la lozanía que tenía cuando en 2008 le escribía a su teléfono y me iba contando detalles de cómo iba a ser el campo. Todos nos hacemos mayores jejeje

Nou Mestalla sí, pero sin olvidar Mestalla y lo que dijo Carlos Corberán?

Lo de Fenwick no pasa de ser más que una anécdota, como lo es el hecho de que fuera un ejecutivo de la parte deportiva, en concreto Carlos Corberán, quien dejó la frase para la posteridad en ese día. Al preguntarle en sala de prensa mi compañero y amigo Víctor Lluch por las obras del Nou Mestalla, el tío va y suelta lo siguiente: “Hoy es un día muy importante y especial para el valencianismo, la afición, porque es un paso significativo para el futuro del club. Hoy queda claro que Mestalla tiene fecha de caducidad y hay que disfrutar de cada uno de los partidos y guardar a Mestalla en el mejor recuerdo posible”. No puedo estar más de acuerdo con él. Así que, soñemos e ilusionémonos con el Nou Mestalla, pero empecemos a pensar ya cómo despediremos y honraremos a la que ha sido nuestra casa durante más de cien años. Y, si de paso, se va Lim y viene uno mejor, pues de lujo Feliz semana.

David Torres

Delegado de ElDesmarque en Valencia

dtorres@eldesmarque.com