Puntos con Comas
Por Juanma Garrido Anes
Estadio Deportivo
Estoy tan hastiado de soportar a los que hablan mareando la perdiz hasta lograr que sus palabras se conviertan en somníferos, a esos que amagan con ‘largar’ mucho pero que se amilanan por el miedo a meterse en charcos necesarios… que, lo reconozco, la irrupción de Pablo Comas me llamó mucho la atención desde el primer momento. Al coincidir con él en la última Tertulia Recreativista ratifiqué mi impresión: no se corta ni un pelo, habla tan claro como directo, se le entiende demasiado bien todo lo que sale de su boca; parece un buen primer paso después de tantos años de parloteo arcaico, manido y estéril.
Pese a no ser aún dueño del Decano -todo se andará- ya habla como si ejerciera así, claro que yo también lo haría si hubiera prestado un millón de euros y salvado al club del desastre (un desastre, una vez más, ocultado). En la cercanía no duda: primero escucha, luego apunta con pulso firme y finalmente dispara sus trabajados argumentos con metralleta, a discreción y sin titubeos, algo que será digno de elogiar si lo hace contra todos y no quita de la mirilla de su arma a los pelotas, que tanto estarán estos días dándole golpecitos en la espalda y riéndole hasta el último chiste malo que cuente buscando el favor oculto o la parte chivata y rastrera del club para poder chantajearle luego. Pero, como a todos, a él y a Víctor Hugo se les juzgará por sus hechos, no por sus palabras o sus buenas intenciones. Y le juzgaremos todos: los que somos escépticos y prudentes, los que son estómagos agradecidos y los que serán sicarios de la información.
Quizás por las suspicacias que se levantan casi siempre a mala leche –con perdón- en esta cainita ciudad, ha dejado claro, por activa y por pasiva, que conoce bastante bien el Recre y sus circunstancias, que diría Ortega; ha subrayado con orgullo sus lazos con Huelva, que tuvo un familiar en el Ayuntamiento de la capital en un pasado lejano y hasta que lleva toda la vida disfrutando de las maravillosas playas de Isla Cristina. De acuerdo. Pero, sinceramente, a mí me importa menos su vinculación con Huelva que saber cuánto cobra la peluquera de las hijas de Zapatero. A mí lo que me preocupa no es si Comas sabe dónde está La Palmera o si le lleva cada semana flores a la Virgen de la Cinta, sino que sepa gestionar una empresa hoy ruinosa en lo económico y en lo deportivo, que cambie radicalmente la imagen de caos que da el club tanto a los suyos como al resto de España, que no le tiemble el pulso a la hora de profesionalizar una institución que goza de gente tan válida en algunas áreas como de inerte en otras, que no le influyan los silbidos de la grada más de lo normal, que resalte el decanato, que acerque al Recre a la provincia sin esperar que ésta se acerque al Recre, que corte de raíz a aquellos que defienden su gestión amparándose únicamente en sus miles de años de servicio al recreativismo a pesar de que el barco se hunde bajo su mando… y, sobre todo, que acierte a la hora de delegar la dirección deportiva (o secretaría técnica, que para el caso es lo mismo) si es que llega ese momento, como él ya ha insinuado. Si se aísla de los voceros y de los veletas, si analiza correctamente todas las causas del hoy presente albiazul, si no cae en la altanería y si no desprecia la crítica constructiva y respetuosa ya habrá ganado mucho. El Recre pronto será tuyo, Pablo. Cuídalo, que ese escudo es también es un poco de todos.