El candidato ideal
Todavía quedan seis jornadas de la Liga y el Sevilla mantiene vivas todas sus opciones europeas e, incluso, quién lo iba a decir, de clasificarse para la Liga de Campeones. Ese objetivo, alcanzar la Liga de Campeones, es el que mantendría a Míchel en el banquillo nervionense por contrato.
Cuando pasen estas seis jornadas, cuando el Sevilla haya cumplido o con sus objetivos y aspiraciones, el club nervionense tendrá que volver a plantearse qué Sevilla quiere para la próxima temporada, y eso pasará en primer lugar por el inquilino del banquillo.
A día de hoy la neutralidad de los dirigentes nervionenses es total. Ni a Del Nido ni a Monchi se le ha escuchado una palabra de más sobre Míchel, tampoco de menos. Para empezar, en la planta noble del Sánchez Pizjuán no se quieren mojar por el momento, y menos aún con el vaivén de entrenadores experimentados en los últimos años. Pero la reflexión, que se hará debate al final de la temporada, debe comenzar desde ya.
Está claro que la llegada de Marcelino fue un error. Un error que los datos demuestran y que Míchel se ha encargado de dejar patente ganando en apenas dos meses y medio los mismos partidos que su predecesor en toda la temporada, manteniendo mejor media de puntos y de goles, entre otras cosas. Por eso, el Sevilla debe empezar a plantearse si apuesta, deportiva y económicamente, por un proyecto singular de entrenador (el que pudo ser y no fue con Bielsa), por un proyecto de técnico de renombre, de caché elevado, de particularidad marcada (¿Caparrós?, ¿Quique?) o si, por el contrario, considera que el planteamiento actual de la plantilla es el adecuado, con algunas mejoras, y puede ser válido.
En el primer supuesto debe ser decidido y generoso económicamente casi con seguridad. En el segundo supuesto, quizás le valga Míchel. Por supuesto si alcanza la Liga de Campeones, pero a lo mejor también si alcanza la Liga Europa.
Sígueme en twitter: @alvarillus
aramirez@eldesmarque.com