De Unai a Gabi

Pasó el derbi, el Euroderbi, y ha dejado absolutamente invertidas las sensaciones que transmitían uno y otro banquillo, el del Sánchez Pizjuán y el del Benito Villamarín. Ambos técnicos se retrataron, para bien o para mal, en la gran cita europea.

Se retrató Gabi Calderón. Su planteamiento, excesivamente mezquino, pobre y cobarde, sobre todo en la primera parte, alimentó a un Sevilla que tenía una gesta ante sí y la convirtió en accesible. Remontadas así tienen mucho de épica, es indudable, pero también tiene mucho de deméritos, como los que tuvo el Betis, que en realidad, e increíblemente, nunca se creyó que podía pasar por encima del eterno rival, y oportunidades tuvo para ello, en la segunda parte, en la prórroga...
Puede que hubiera pocas formas de superar al Sevilla en la eliminatoria, pero el Betis ni de lejos se las creyó, solo optó por una, la que alimentó y alentó al eterno rival.
Por contra Unai Emery, criticado hasta el exceso en sus planteamientos durante la temporada, preparó el encuentro de forma inteligente. Pasó, como pudo quedarse en el camino, pero la fórmula era la correcta. Paciencia más que fulgor, cabeza más que corazón, fútbol más que imposibles. Los mensajes grandilocuentes se quedaron en el vestuario para dar paso a la estrategia, el fútbol y las decisiones. En casi todas ellas acertó el vasco, a quien el partido terminó premiando.
Salió, pues, reforzado el Sevilla y Emery, y salió, pues, tocado el Betis y Calderón. Y merecidamente. La eliminatoria resultó igualada en el resultado, pero la decidió un penalti de Nono... y algunas decisiones desde la banda.
 
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