Oltra y la morriña
La Platea de Juanma G. Anes
(Huelva Información)
Admiro la capacidad de aquellos que cada año, tras el Trofeo Colombino, vomitan la frase “este año descendemos seguro”. También existe la versión hiperoptimista de la cuestión: “apunta que el año que viene estamos en Primera”. Lo aseveran con tal convencimiento que casi da pudor hasta poner en cuestión dicha afirmación. Hoy día la diversión también está en Twitter, donde muchos ilustrados sientan cátedra y cuya adulación o crítica viene dada, normalmente, por la bola que le dé el personaje albiazul en cuestión. Incluso hay quien se cree William Wallace yendo a contracorriente de la realidad. Como para no entretenerse con el panorama.
La semana pasada Oltra revolucionó el entorno recreativista tras la valoración que hizo de su plantel. Unos se le tiraban al cuello por ser transparente y otros le acusaban de lavarse las manos y ser un cobarde capitán al mando del barco que maneja. Vaya tela. En este peculiar mundillo se ha llegado a un punto tan extraño que un ataque de sinceridad expresado en público coge al personal con el paso cambiado cuando la excepción, digo yo, debería ser justo todo lo contrario. A mi juicio, sus palabras tuvieron tanta lógica que no entiendo ni el revuelo que causó ni las pedradas que alguno le lanzó, pero allá cada cual con su tara.
Con Oltra, como con todos los entrenadores del mundo, mandarán los resultados. Pero no sólo los de dos meses por extraordinarios que estos sean, sino los de toda la temporada, que de eso va esta historia. Hay quien no se entera de que el Recre no es un alevín de barrio ni un sitio para experimentar, sino un equipo profesional. El resto, ruido y fuegos artificiales. Yo no sé si subiremos, bajaremos o nos aburriremos de nuevo, pero me da mejores sensaciones eso de que el equipo no haga el ‘gili’ atrás con el balón una y otra vez, tratando de imitar lo inimitable hasta desesperarnos y, especialmente, que el entrenador no nos mire a todos por encima del hombro y diga verdades como puños, sin taladrarnos con no sé qué realidad virtual o con los mundos de Yupi. Y mucho ánimo a los que sienten morriña del pasado. Espero, sinceramente, que os sea leve la ausencia.