La gente, el tiempo, el trauma
La Platea de Juanma G. Anes
(Huelva Información)
Si un día te dicen que vas a perder tu casa, tu coche, tu trabajo, tu familia y hasta la salud el susto es, lógicamente, morrocotudo. Si al final resulta que lo único que pierdes es el coche, la vida hasta te puede parecer maravillosa. Pues eso mismo: tras el descenso hay quienes empezábamos a tener medio asumido el funeral del Decano y ahora parece que no hay entierro y que del coma se ha pasado a planta aunque sin saber muy bien cómo. La recuperación va a ser dura, pero si vamos a poder seguir presumiendo de pertenecer al club de fútbol más antiguo del país… pues eso, la vida nos vuelve a parecer mejor de lo que es.
Entiendo todas y cada unas de las sornas, las intrigas y los temores del personal sobre esta operación fraguada en las últimas dos semanas, tan secreta y confidencial que creo que hasta los guardianes del Santo Grial ya han pedido cita para tomar nota del ‘modus operandi’ del asunto. Comprendo las dudas y los miedos, pero jamás podré compartir esas frustraciones, foráneas y locales, de quienes estaban deseando leer en el ecuador de este verano la esquela del Recre en el diario. Por fortuna parece que van a tener que aguantar un tiempecito más a esos fieles que no abandonan el barco ni después de que lo haga la orquesta del Titanic.
Hay quien asegura que o los nuevos recuperan la categoría pronto o esto es sólo la mejoría de la muerte. Puede ser, pero quizás lo más importante sea recuperar primero a la gente… y puede que lo de la categoría venga de la mano, aunque llegue más tarde que pronto. Desde luego, al menos hemos ganado tiempo todos: desde el ‘Trust’, que creo que cobra ahora más sentido que nunca, hasta el recreativismo en general, que me parece –con perdón- que no debería seguir dando tanto la espalda al que un día fue su equipo del alma. El que aquí escribe, desde luego, no será nunca de tal presidente o cual entrenador, que lo de las trincheras me cansa demasiado. De lo que consiste el tema es defender la historia y el escudo… pero vaya, que cada uno solucione sus traumas como crea conveniente.