La Vuelta se adueña de la playa
Al filo del mediodía, Fabian Cancellara tiraba con furia del Trek mientras se entrenaba porque el suizo no sabe ir despacio; un poco más tarde pasaba el BMC con Samuel Sánchez descolgado y un bañista esperando su paso para cruzar a la playa; detrás transitaba una señora sobre su bici de paseo y un cesto en el manillar con la bolsa de playa.
Contrastes. Es lo que tiene mezclar ciclismo profesional y vida cotidiana en la orilla del mar, que las diferencias se enfatizan. Y eso que hoy el combate de las bicicletas no era de esos "salvajes", ni siquiera valían los tiempos para la clasificación individual, solo era un ensayo general con todo. Un tanteo.
Mientras, los bañistas de Marbella no sabían si mirar al vaivén del Mediterráneo o a los corredores, el tema "Amanecer" de Edurne García (sintonía oficial de la Vuelta) se solapaba desde las cinco de la tarde con la música "chill out" de los chiringuitos. Sin embargo, nadie era indiferente al paso de los ciclistas en la localidad estandarte de la Costa del Sol.
Dicen los comerciantes y restauradores marbellíes que están viviendo el mejor verano de los últimos quince años y que esta semana se han incrementado muchísimo sus recaudaciones. Es la Vuelta a España, el "arrastre" y el tirón de una carrera que ha tomado impulso en medio de la crisis económica.
Los árabes y los rusos que se alojan en la "Milla de Oro" no parecen saber nada de apuros o recesiones. Sumidos en sus coches de alta gama miraban esta tarde con indiferencia el calentamiento de los equipos por el Bulevar Príncipe Alfonso de Hohenlohe. El resto de los transeúntes ya se entregaban a los ciclistas un par de horas antes de que arrancara la carrera. Hasta con vehemencia.
Y es que el ciclismo sigue "vendiendo" algo más que malas noticias. De hecho, el presupuesto global de los cuarenta equipos profesionales se ha incrementado un 36,5 por ciento desde 2009 y el sueldo medio de los corredores en los equipos del Circuito Mundial ha aumentado de los 190.000 a los 264.000 euros, según un informe de la Unión Ciclista Internacional (UCI).
Ni siquiera el hecho de que la etapa fuera hoy menos trascendente de lo previsto mitigó o atemperó la expectación. Tampoco algunos corredores levantaron el pie como se esperaba pese al cemento rugoso y el polémico albero del recorrido.
Al final no hubo caídas. Parece que Benjamín, el cura de la Vuelta desde que los hermanos Franco regían Unipublic, dejó bendecido al pelotón y también contribuyó el cambio de reglas (no de escenario) decidido el día antes. Fue la solución menos mala al evidente peligro del trazado previsto desde Puerto Banús a la Playa de Levante.
Tal vez hubo más diferencias que si la etapa hubiera contado de verdad porque unos se lo tomaron más en serio que otros y eso se notó en los números del crono. Para algunos fue poco más que una parodia, al tiempo que otros arriesgaron rebuscando su minuto de gloria. Y lo consiguieron.
La jornada fue vistosa, lucieron ante el mundo Marbella y sus encantos sin provocar disgustos. También es cierto que se tomaron precauciones, sobre las cuatro de la tarde un camión cisterna se encargó de mojar el recorrido para evitar el polvo y mejorar la superficie fruto de la controversia, ya que el albero posee una elevada permeabilidad.
Nadie hubiera augurado ayer, cuando se acordó que la etapa solo sirviera para la clasificación por equipos, que en algunos momentos se iba a rodar a más de sesenta por hora pero los ganadores, los del BMC Racing, se emplearon a fondo. No así los favoritos. Para ellos, la Vuelta comienza mañana