El día que los dejes...
La Platea de Juanma G. Anes
(Huelva Información)
Tras lo del jueves la final me quedaba en un segundo plano. Fue tal epopeya la victoria ante Francia que una plata no hubiera empañado la gesta que comandaste frente a los galos. Pero claro, cómo te ibas a ir de ésta sin otro triunfo… Eso sí: te aseguro, querido Pau, que ni este último oro -ni el que esté por llegar- se acercará jamás a lo que nos hiciste sentir ese ya legendario 17 de septiembre de 2015, fecha marcada a fuego en la historia del baloncesto y del deporte español. Los 27.000 desesperados franceses que vivieron la ‘batalle de Lille’ en directo y los millones de españolitos a los que nos levantaste una y otra vez del sofá aún nos preguntamos cómo lo hiciste… pero el caso es que lo hiciste. Con un par.
No se cansaba el gran Trecet de advertir en la previa de la semifinal que ese partido se escapaba de lo puramente baloncestístico, de lo táctico, de lo racional; sostenía que sería la contienda de las Termópilas pero sobre una cancha de basket. Y así fue. No es que hicieras el partido de tu vida, Pau, es que hiciste el partido de nuestras vidas. Fuiste grande todo el Eurobasket, mas ese día pareciste Michael Jordan vestido de blanco. Tu mirada tras cada afrenta arbitral, tras cada mate, tus golpes en el pecho con la cara desencajada y los ojos saliéndose de sus órbitas... Sin saberlo, nos ofreciste imágenes impagables, imborrables.
Salvo al que ejerció Jordan en Chicago, con anillos y sin anillos, jamás vi un liderazgo mayor para un equipo como el tuyo en ese ya mítico partido, y mira que me ha dado tiempo a ver a un tal Sabonis, a Kukoc, a Petrovic, a Óscar Schmidt, a Galis y a otros ‘angelitos’ similares… No venciste solo tú, claro que no; al igual que el ‘23’ necesitó a los Pippen, Paxon o Cartwright para convertirse en el más grande de todos los tiempos, tú tiraste de Sergio, de Llull o de Reyes (¡qué jugador, Dios mío!) como otras veces tiraste de Navarro, Calderón... Esto va de equipo, pero sin un jefe…
El día que lo dejes, el día que disputes tu último partido, metas tu última canasta y des tu último palmeo a un compañero despidiéndote y saliendo de la cancha, miraré a mis hijos y les diré no ya eso de que “Yo vi jugar a Pau Gasol”, sino que “Yo vi a Pau Gasol poner de rodillas a Francia… y de pie a toda España”. Gracias por todo, genio.
Muy bien escrito Juanma, fue una noche grande y merece ser recordada con un buen artículo como el tuyo. Grande Pau!