Sudáfrica campeona de una gran Copa del Mundo
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En 1995 Sudáfrica ganó su primera Copa del Mundo contra todo pronóstico. Repitió en París en 2007, y ha logrado su tercer campeonato este año 2019 al vencer 32-12 en la final a la que a priori era la favorita, Inglaterra, igualando así en entorchados a Nueva Zelanda.
En 1995, en su XV inicial tan solo aparecía un jugador de raza negra, el recientemente fallecido Chester Williams cuando el rugby en dicho país era un deporte de “blancos”. Hoy en día, 24 años después, el capitán de los Springboks, Siya Kolisi, es de raza negra, y varios de sus compañeros también (Mapimpi, Kolbe, Mtawarira, Mbonambi, Lukhanyo Am).
La gran final
Hay un dicho entre los rugbiers que dice: “la melé gana los partidos y la línea decide por cuanto”.
Y así sucedió en la final. La delantera sudafricana fue muy superior a la inglesa, y los alas Mapimpi y Kolbe dieron la puntilla al XV de la Rosa con sendos ensayos logrados en los últimos 15 minutos del segundo periodo.
Todos estábamos expectantes a ver como Sudáfrica, con su rugby cerrado, muy táctico y al pateo, podía hacer frente a la disciplinada, intensa, dinámica y agresiva Inglaterra que había deslumbrado en la semifinal frente a los All Blacks.
Pues bien, el comienzo del partido por parte de los Springboks sorprendió ya que en vez de utilizar el juego al pie de forma recurrente (como hace habitualmente), sus medios DeKlerk y Pollard se pusieron a surtir balones a su línea de backs.
En uno de sus ataques iniciales, el ala bokke Mapimpi fue placado entre el segunda línea Itoje y el pilier Sinckler, saliendo éste conmocionado por el golpe recibido de su propio compañero por lo que tuvo que ser sustituido por Dan Cole. Era el minuto 3 de partido.
Este cambio obligado creo que influyó en las melés estáticas ya que los ingleses comenzaron a sufrir mucho ante el empuje y fuerza del pack delantero de los Springboks (seguramente ahora mismo el más poderoso del mundo).
De hecho, el XV de la Rosa fue sancionado con 5 golpes de castigo por infracciones en la melé (algo inusual), de los que 3 de ellos supusieron 9 puntos a favor de los Springboks.
La mejor opción inglesa de ensayo durante el primer periodo fue entre los minutos 29 y 33, en donde tras varias fases se quedó a unos centímetros de posar el oval tras la línea de marca Bokke, pero la defensa fue tal que llegaron a sacar al XV de la Rosa hasta la línea de 22, si bien antes habían cometido una infracción que Farrell convirtió en 3 puntos para su equipo poniendo el empate a 6.
Fue casi los únicos minutos en los que se llegó a ver la Inglaterra de la semifinal.
A partir de aquí fue un monólogo Springbook. Dos golpes de castigo seguidos (mins. 37 y 40) convertidos por Handré Pollard (máximo anotador del torneo con 69 puntos), dejó el marcador al descanso en 6-12.
Para el inicio del segundo periodo Eddie Jones introdujo al más ofensivo Kruis por Lawes en la segunda línea intentando dar algo de aire a su pack de delanteros, y Rassie Erasmus hizo lo propio cambiando a sus dos pilieres Mtawarira y Malherbe, metiendo “más madera” adelante con Kitshoff y Koch (min. 43), y casi acto seguido, en la primera melé que intervenían ambos, nuevo golpe inglés que convertido por Pollard ponía el marcador en 6-15 (min. 45).
Tras ello, intercambio de intentos de conversión de infracciones: Farrell convierte dos de ellas (mins. 49 y 58), errando otra (min. 52), y por parte del apertura Bokke Pollard igualmente dos aciertos (mins. 46 y 56) y un fallo (min. 61).
Con 12-18 en el marcador llegó la jugada que rompe el partido de manera favorable a los Springboks.
Ensayo de Mapimpi tras una buena jugada a la mano de los bokkes y una exhibición de recursos y velocidad del ala sudafricano que dejó en evidencia a la defensa inglesa.
La jugada fue revisada en el TMO dado que parecía haber un avant previo a que Mapimpi recibiera el oval, y se consideró que no se veía claro si había habido o no tal infracción por lo que ante la duda se concedió el ensayo. Era el minuto 67 y el marcador se ponía en un muy difícil 12-25 para los ingleses.
A partir de ahí el XV de la Rosa comenzó a jugar un tanto a la desesperada en la búsqueda de un ensayo que les metiera en el partido, y en una de esas acciones Slade, que había sustituido a Ford, fue placado cerca de la línea de 10 de su propio campo, perdiendo el oval que, recuperado por los bokkes, llegó a manos del escurridizo ala sudafricano Cheslin Kolbe.
El menudo Kolbe (1,72, 80 kgs), se deshizo del pilier inglés Marler con un cambio de ritmo y con un espectacular cambio de pie dejó literalmente tirado el suelo a Farrell en su intento de placaje, yéndose a la línea de marca inglesa ante el júbilo de los aficionados sudafricanos, entre ellos el mítico capitán los Springboks, campeón de la Copa del Mundo de 1995, Francois Pienaar.
El XV sudafricano ponía el luminoso en el 12-32 definitivo en el minuto 74 y de ahí al final fue un mantener la posesión del oval hasta que sonó el gong que indicaba la conclusión del partido, y así mismo de la Copa del Mundo 2019.
Inglaterra no estuvo al nivel de la semifinal (algo de culpa de ello tuvieron los Springboks, por supuesto). No se vieron los placajes ganadores ni esa intensidad y agresividad defensiva presionante desplegada ante los All Blacks.
Sudáfrica fue mejor durante toda la final y ganó justa y más que merecidamente. No dio muestra de debilidad alguna en ningún momento y superó a Inglaterra desde el inicio hasta la conclusión.
¡FELICITACIONES CAMPEÓN!
@Springboks #RWC2019 #RWCFinal pic.twitter.com/hV2oKskXne— Rugby World Cup ES (@rugbyworldcupes) November 2, 2019
Los All Blacks terceros.
Un día antes se jugó el partido por el tercer puesto entre Nueva Zelanda y Gales, imponiéndose los de negro a los dragones por 40-17.
Ambos equipos intentaron ofrecer un juego alegre y vistoso lo que se tradujo en 8 ensayos, 6 para los All Blacks y 2 para el XV del Dragón.
Gales aguantó durante gran parte del primer periodo (14-10 en el min. 26, ensayos de Moody y B. Barret para NZ y de Amos para Gales), pero dos marcas conseguidas en su recta final por Ben Smith, que se despedía del rugby internacional, (al igual que sus compañeros S.B. Williams y Kieran Reid), convertidos por Mo´unga, pusieron el partido casi imposible para el XV gales ya al descanso (28-10).
La segunda parte se inició como terminó la primera, con ensayo neozelandés conseguido esta vez por Ryan Crotty (otro de los que se retiraba), contrarrestado por el logrado por Josh Adams (min. 54, 35-17), concluyendo el partido con la marca lograda por Mo´unga rompiendo el placaje de Biggar (al modo y manera del sudafricano DeAllende en la semifinal), dejando el resultado en el definitivo 40-17.
Fue este el partido de la despedida de los dos seleccionadores, ambos neozelandeses: Steve Hansen de los All Blacks (1 Copa del Mundo 2015 y 7 Campeonatos del Rugby Championship, 2012 a 2018, ambos inclusive) y Warren Gatland de Gales (4 Seis Naciones, 3 de ellos con Grand Slam*, 2008*, 2012, 2013* y 2019*, y dos cuartos puestos en las Copas del Mundo 2011 y 2019). No cabe duda de que a quienes les sucedan en sus cargos les será difícil igualar su palmarés.
La Copa de los récords.
Digamos adiós a la Copa del Mundo de Japón 2019. Adiós a otro campeonato de los récords: 1.130.000 personas han visitado las fanzones; 99,3% de asistencia a los estadios y 1.840.000 entradas vendidas; récord de audiencia televisiva del partido Japón – Escocia, 54.800.000 espectadores; 437 billones de yenes de impacto económico (unos 400 billones de dólares, 3.598.000.000 euros); y récord de asistencia en la final, 70.103 espectadores.
A ello añadir la importante cifra de 400.000 turistas, cantidad ciertamente elevada considerando la distancia a la que se encuentra Japón con respecto a los países occidentales.
Así que ya solo quedan 4 años para decir Bonjour France 2023!!
Mientras tanto tenemos las ligas de los clubes de nuestro entorno. Disfrutemos de ellas. Apoyemos a esos clubes que están cerca de casa yendo a ver sus partidos, haciéndonos soci@s y echando una mano, que siempre viene bien, porque los que los dirigen son amateurs. No es que no cobren, sino es que además de invertir su tiempo libre, ponen de su dinero para que su club crezca y su nivel mejore, esto es, PARA QUE EL RUGBY CREZCA Y SU NIVEL MEJORE.
Por Gontzal Sever, expresidente del Universitario Bilbao Rugby y jugador veterano de rugby