La contradictoria alegría de las minorías ante los Oscar 2019
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La 91ª edición de los Oscar se ha saldado con varios triunfos para las minorías. ¡Rami Malek, Regina King, Mahershala Ali, Spike Lee, Alfonso Cuarón, Ruth Carter, Hannah Bleachler! ¡2 de los 3 cortometrajes están dirigidos por mujeres!... Y gana el Oscar a Mejor película Green Book. Parece una contradicción que una edición de los Oscar donde las "minorías" (entendiéndose para este ejemplo toda persona que no sea varón caucásico heterosexual) hayan logrado múltiples éxitos y más de un hito, se haya acabado dando el premio gordo a una cinta que, más allá de sus méritos artísticos, es tan cuestionable en su mensaje, ya que puede verse como una agradable historia sobre el racismo que conquista al público que se deja llevar y no se cuestiona el punto de vista de la historia y la función que los personajes están desempeñando con ella.
La razón de su victoria debe residir en que en los Oscar se vota por gremios, y los de interpretación, guion, dirección, vestuario o dirección de producción no son los productores que, en última instancia, han ignorado quejas, críticas y campañas de desprestigio para premiar una cinta que les hace sentir bien. Una película "de las de antes", sin efectos especiales ni filigranas técnicas. Una historia sostenida en las interpretaciones y en los sentimientos que destila.
Y es una pena, porque los varios logros de las minorías recogidos en este palmarés deberían hacer más felices de lo que hacen en última instancia, ya que la lista de premiados de los Oscar 2019 encierra contradicciones casi de signo moral, que lanzan un mensaje confuso.