Un par de comentarios sobre los Globos de Oro 2018
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El palmarés de la 75º edición de los Globos de Oro no ha ofrecido ninguna sorpresa especialmente remarcable, ni en cine ni en televisión. Quizá el vacío de Call Me By Your Name o la victoria de Ewan McGregor frente a Robert de Niro, pero incluso esas decisiones se podían predecir hasta cierto punto. Lo que queda es una gala reivindicativa como pocas, donde mujeres y hombres apoyaron a todas las víctimas de acoso del mundo y denunciaron un podrido sistema patriarcal y donde el abuso de poder está a la orden del día.
Que ahora impliquen algo todas esas palabras... bueno, el tiempo lo dirá, pero no se puede decir que no exista la mejor de las voluntades en una gala de los Globos de Oro donde predominó el color negro como señal de apoyo, donde las activistas eran las acompañantes de muchas/os nominadas/os y donde Natalie Portman hizo mucho daño en cinco gloriosos segundos y una frase cargada de elegante rabia.
Las ahora ganadoras de un Globo de Oro Big Little Lies, The Handmaid's Tale, The Marvelous Mrs. Maisel, En la sombra, Lady Bird y Three billboards outside Ebbing, Missouri tienen en común el hecho de contar con mujeres como protagonistas, aunque solo dos y dos mitades de estos proyectos salgan de la mente de mujeres. Esa es la contradicción más hiriente, y una en la que hay que trabajar de verdad. Mientras tanto, también es positivo alegrarnos de que Sterling K. Brown haya abierto la puerta a los actores afroamericanos en su categoría, o Aziz Ansari a los indios en la suya. Es una cuestión de elegir si seguir enrabietado como cinéfilo/seriéfilo/activista, o tratar de poner las cosas en una balanza. Que las palabras de Oprah Winfrey me hayan calado hondo es prueba de que, por el momento al menos, sigo creyendo en la balanza.