Reflexión sobre los Oscar | ¿Las nominaciones del cambio?
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Las nominaciones a la 90ª edición de los Oscar ya están aquí, y pensar que lo único que se ha destacado es el talento y la calidad es vivir en feliz ignorancia. Lo que suponen estas menciones, con su ristra de récord en representación de género y raza, es el resultado de una Academia cuyo cuerpo de votantes se ha diversificado y de un clima actual en la industria donde los que han hecho, supuestamente, abuso de poder, están pagando las consecuencias.
El problema es que estamos ante una pléyade de causas tan amplia que no se puede satisfacer a todos los frentes, y si se celebra que Rachel Morrison se haya convertido en la primera directora de fotografía nominada de la historia de los galardones por su trabajo en Mudbound, se lamenta que la actriz asiática Hong Chau, una de las claras favoritas, no haya estado nominada como Actriz de Reparto por Una vida a lo grande, cuando los intérpretes asiáticos llevan desde 2006 sin recibir mención.
En esa contradicción se mueven las candidaturas, donde otro de los favoritos, James Franco por The Disaster Artist, no ha logrado la nominación tras haber recibido en las últimas semanas cinco acusaciones de conducta sexual inapropiada. A la vez, Greta Gerwig, Jordan Peele y Guillermo del Toro amplían el espectro de mujeres y personas no caucásicas nominadas en la categoría de Dirección, y eso debe celebrarse, pero la fuerza del #OscarSoWhite ha decaído, y dos de las cuatro ternas interpretativas están compuestas de personas blancas.
¿Cómo afectará el movimiento y las proclamas al palmarés? En apenas un mes y medio sabremos el resultado de las votaciones, pero lo único que está claro es que las nominaciones muestran un cambio, y que la Academia sigue operando sin hacer mucho caso a lo que pide nadie en concreto. En un mundo ideal, solo quedaría esperar que ganaran los de mejor calidad, que los votantes no vayan con favoritismos ni honrando a los grandes nombres porque sí. Pero no estamos en un mundo ideal.