Review 5x09 The Walking Dead: “Lo que pasó y lo que está pasando”

Contiene spoilers del episodio

Dejamos al final de la mid season a los supervivientes con un final tétrico en el que Beth marcó su propio destino con una decisión tan infantil como madura, se hizo mayor para decidir su muerte, nuevo punto de partida para tirar el dado y poner rumbo a Virginia de la mano de Noah.

Decía Kirkman que este episodio sería diferente, especial y desde los primeros instantes comprobamos que el montaje se aleja de lo habitual, el inicio recrea un limbo emocional que juega con el espectador, que nos lleva más allá creando una ilusión que se va desenmarañando con el paso de los minutos. Y de fondo un entierro que une el tiempo de espera para comprender que después de un final, The Walking Dead sólo aporta más puertas cerradas.

En este “What Happened and What’s Going On‘” el título nos da una pista de lo que debemos descubrir, un mensaje cifrado en las imágenes iniciales, en los pequeños detalles de cada conversación, un pulso que se mantiene desde el plano ausente del presente, más duro que nunca.

Carretera sin fin

La involución del grupo les hace tomar decisiones en pocos segundos, el sufrimiento habla por ellos y deciden ir a Virginia. Faltan palabras o imágenes que expliquen la división del grupo y la continuidad en la historia, pero en este regreso lo perdonamos, porque mientras arranca, la segunda mitad del episodio demuestra por qué merece la pena seguir con The Walking Dead.

Michonne, Rick, Tyreese, Noah y Glenn viajan a Virginia para descubrir si en la villa del nuevo integrante podrían sobrevivir, los pobres no se cansan de creer en un futuro que apenas manejan. Kirkman mueve los hilos entre conversaciones que enfrentan la muerte de Beth con lo que está por llegar.

Tyreese centra la fuerza emocional del episodio desde su conversación con Noah en el coche. "Keep moving", un discurso típico de alguien con muchas muertes a las espaldas que hace de padre ante una aburrida dirección de Nicotero que toma fuerza con el paso de los minutos. Cuando un episodio se centra tanto en un personaje, algo nos esconde y el montaje inicial se deja entrever al llegar a la casa de Noah.

Cinco minutos de katanas y el culmen, a mitad del episodio la inocencia precedió la calma que llevó a Tyreese a la tormenta. Su mirada te desconcentra, le crees, ves lo que él ve y le gritas para que deje atrás cada cuadro de la habitación de Noah para que mire cómo tras de sí y como por arte de magia (de entre puertas cerradas), aparece lentamente el ojo de la muerte.

"Domino shit"

El efecto dominó se hace presente, la radio empieza a sonar y el montaje nos lleva al inicio del episodio, la transgresión en el guión, una respiración que te hace entender por qué el sufrimiento lleva a Tyreese al limbo más cercano al abismo. Con la mano mordida Tyreese empieza a ver y a conversar con personajes ya fallecidos: Bob, Beth y el Gobernador entre ellos.

Las mismas escenas del inicio se jactan sobre la realidad de un Tyreese inerte, luchando contra sí mismo tras su discurso a Noah, impotente a pesar de mezclar el pasado con la realidad. La revisión del capítulo es él, sin duda el mejor capítulo de un Tyreese que se ha mantenido estancado en ese eterno camino hacia Terminus donde perdió su rumbo. Castigado desde hace episodios, aburría por momentos con la fuerza de la bondad, corte valiente para continuar.

"This is it" dice el Gobernador. Desde ahí el episodio es una genialidad, la muerte de Tyreese es de las mejor llevadas en toda la serie. Lo que parecía un final para volver a empezar, se convierte en un grito al sufrimiento de la serie, del final nace otro final, no hay ilusiones, sólo muerte. La creación de un episodio que parece nacer desestrucuturado por la confección del viaje, es un cierre perfecto para seguir avanzando, un mensaje que ya le dijo el padre de Tyreese a su hijo hace años, un duro final que, escuchando la radio significaba "pagar el costo de la vida".