La temporada se ha precipitado en muchos caminos y por desgracia uno de ellos es el de Varys, en un segundo plano constante hasta sus últimas conversaciones con Tyrion de cara al desenlace final, pero justo antes tenía dos planes en mente, las cartas con la verdad de Jon Snow y el envenenamiento a Daenerys Targaryen.
Con las cartas ya nos hemos explayado hasta buscar posibles destinatarios, pero su plan más ambiciosa se centraba en salvar la vida de todos los inocentes en Desembarco del Rey de una manera algo más cruenta, envenenar a la madre de dragones.
La inocente escena con el que parece ser el último de sus pajarillos en Rocadragón esconde un secreto gigantesco, un movimiento para dejar fuera a Daenerys y así favorecer la posición de Jon Snow.
Aunque visualmente todo nos dirige a las cartas, la conversación entre Varys y la pequeña desliza en solo tres frases el suceso al completo: la pequeña trabaja en la cocina y le lleva la comida a Daenerys, la ya reina loca no quiere comer y Varys insiste en que vuelva a intentarlo...todo por una recompensa mayor.
A la negativa de la niña sobre si Daenerys ha comido, Varys cierra los puños y los golpea suavemente sobre la mesa, un gesto sutil que lo define pero que encierra el pequeño enfado que supone el fracaso de su plan, aunque insiste posteriormente para intentarlo de nuevo en la cena. Está todo ahí, sin que la palabra 'veneno' salga a la luz, pero está en el ambiente.
En el pasado hemos conocido que esas recompensas mayores son pequeños regalos a sus pajarillos, pero en este caso la metáfora se amplía a salvar el mundo de las llamas de Drogon como parecía vaticinar 'La Araña'.
Pero el riesgo se merendó a la recompensa y Varys parecía predecirlo con la escritura de esas cartas, porque sabia que no viviría para contarlo e intentó adelantarse para difundir la verdad sobre la existencia de Aegon. La respuesta...en el 8x06.