Para rematar la emisión de la octava y última temporada de Juego de tronos (2011-2019), HBO emitió el pasado domingo La última guardia, un documental de casi dos horas donde la cineasta Jeanie Finlay resume sus meses de trabajo siguiendo la producción de estos seis episodios.
El tráiler del proyecto hace énfasis en la dantesca tarea que el equipo tuvo para poder crear la media docena de entregas que el último ya ha visto, pero visto el documental en sí, su enfoque creativo es digno de mención, porque para más de uno/una puede resultar abiertamente decepcionante.
Y es que Finlay tiene un acceso ilimitado a las jornadas de rodaje, pero no así a los trabajadores de Juego de tronos. O al menos no a aquellos que los fans más querríamos ver. David Benioff y D.B. Weiss, los creadores, no hablan para la cámara de Finlay ni una sola vez, y todas sus imágenes en el documental son el resultado de coincidir físicamente en el rodaje los tres individuos.
Lo mismo sucede con gran parte del elenco, donde solo Emilia Clarke, Kit Harington, Isaac Hempsted-Wright, Sophie Turner o Iain Glen salen en pantalla más allá de la testimonial aparición en la lectura de los guiones de la temporada, donde Harington se entera del destino de Daenerys en directo, Conleth Hill (Varys) tira el guion tras leerse la muerte de su personaje o el equipo estalla de emoción al leer que Arya matará al Rey de la Noche.
Los mandamases de HBO tampoco hacen acto de presencia en pantalla, y Finlay decide (¿entonces o como parte original de su propuesta?) enfocar su trabajo poniendo el foco en el equipo técnico y en los extras. La duda que eso despierta en el arriba firmante es: ¿fue esta una decisión creativa de la mujer o el resultado de una sucesión de vetos?
El valor de su enfoque es notable, porque muchas de las personas a las que sigue son parte clave de la creación de Juego de tronos, pero no se puede evitar la sensación de que estamos viendo "lo que había", más que una amplia selección sin cortapisas de la que asistimos a una muestra.