Juego de Tronos: un breve análisis del guion del 8x01
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Juego de tronos ha regresado tras dos años en hiatus y lo ha hecho con un episodio muy…Juego de Tronos. O lo que es lo mismo, un episodio basado en los diálogos y ese concepto tan potente, esa máxima en cualquier buen guion que se precie que es el show, not tell.
Traducido como enseña, no lo digas, esta expresión se usa a menudo a la hora de escribir para evitar redundancia narrativa. Un ejemplo de esto es un personaje que va a subirse a un coche. Es mucho más efectivo ver la acción en movimiento que el personaje diciéndolo y, acto seguido, haciéndolo. Esto supone que los diálogos sean más fluidos, se centren en lo importante del argumento y sea la imagen la que dirija las acciones.
En el 8x01 de Juego de Tronos hubo varios momentos en los que pudimos ser testigos de varios ejemplos de este máxime. Asimismo, nos sirve de ejemplo ideal de cómo los personajes pueden decir más con la mirada que con sus palabras, y cómo hacer que sus palabras digan más de sus intenciones que de lo que realmente hablan. Es el Juego de Tronos que vimos en temporadas anteriores, cuando aprendimos que el caos es una escalera, ese mismo que ha ido en detrimento con el paso de las temporadas.
Personalmente son los episodios que más interesantes me resultan, en parte porque los percibo como muy dinámicos y virtuosos. Sitúa al espectador de manera muy sutil, estableciendo las líneas argumentales y los conflictos desde un inicio casi sin darnos cuenta.
Es la fórmula del 1x01, al que tanto se alude por sus paralelismos visuales. En esta ocasión, sin embargo, se acusa una lentitud que no ha contentado a todo el mundo porque no pasa nada. No obstante, esto es Juego de Tronos, nunca no pasa nada.
Pasemos a analizar tres momentos en los que durante el 8x01 pudimos ver cómo los personajes estaban haciendo muchas más cosas que “solo hablar”.
El esperado reencuentro entre Jon y Arya
Se trata de una de las secuencias más esperadas de toda la serie. Siete temporadas después, el bastardo de Invernalia y la pequeña de los Stark se han vuelto a ver. Las expectativas marcaban un reencuentro emotivo, intenso, pero Juego de Tronos no es la serie en la que ves algo así. Fue emocionante, a su manera particular, aunque más que nada fue interesante.
Ambos se miran cara a cara, hablan de sus espadas –un guiño precioso al momento en el que Jon le regala a Arya su espada aguja- y tienen una conversación aparentemente intrascendente. Jon le cuenta a su hermana los problemas que tiene con Sansa y esta, en un giro de los acontecimientos, la defiende aludiendo que es la persona más inteligente que conoce. A priori esto podría parecer poca cosa, pero es establecer una línea de conflicto entre estos dos personajes.
La conversación es un avance a la escisión que sufrirá Jon en momentos posteriores debido a su doble raíz familiar, me atrevo a aventurar. La decisión que tendrá que tomar entre proteger a su familia o a su Reina, o lo que es lo mismo, ser un Stark o un Targaryen.
Una escisión que sin duda pondrá a prueba su lealtad. También nos sirve para visualizar el arco completo de Arya, quien tras años defendiendo a su familia, vuelve a hacerlo incluso si su rival también lo es. Incide además en la figura de Sansa como personaje antagónico a Jon, ya que por mucho que ambos busquen lo mismo tienen maneras diferentes de acercarse al problema.
Cersei y Euron y sus planes de futuro
¿Cómo logras hacer que Cersei, la leona más implacable de todos los Lannister, se rebele contra su familia? ¿Cómo pasa de retar a Jaime y desterrarlo a querer matarlo? Muy sencillo: urdiendo un plan sin fisuras en el que ella mantiene el poder, prestigio y posición de la familia librándose de aquellos que, según su criterio, se dedican a romperla.
La decisión de matar a Tyrion parece hasta comprensible dentro de su forma de pensar, sin embargo, la de acabar con Jaime no tanto. ¿Cuándo decide acabar con el padre de su futura criatura? Pues cuando encuentra a un padre suplente.
Para Cersei lo importante es el sacrificio por la corona y por el nombre, así que cuando Euron le recrimina que él ha hecho todo lo posible por mantenerla como Reina, a ella se le ocurre una idea.
Euron es, en algunos rasgos, muy parecido a Robert Baratheon –bravucón, arrogante, algo narcisista- así que utiliza la misma táctica que hizo con él. Sabe de sobra que él se creerá que el hijo que espera es suyo, lo que acelerará la idea de un posible matrimonio.
Unirse a los Greyjoy parece la idea más factible porque no solo posee la flota más potente de Poniente, sino que además viven en una isla a la que los Caminantes no pueden llegar. Si todo sale mal en el Norte, Cersei tendría la oportunidad de seguir reinando en las Islas del Hierro. Así que mientras se levanta de su trono, acepta la propuesta del atrevido marinero y accede a pasar la noche con él.
A la mañana siguiente, cuando este asegura que tendrá un príncipe suyo, Cersei toma la decisión de deshacerse de la última persona que le podría recriminar algo: Jaime. Todo esto no se ve en ningún momento, sino que directamente pasamos a la secuencia de Bronn y la Mano de la Reina. Un buen ejemplo de que no hay que decir nada para que el espectador ate cabos.
Sansa y Daenerys
Muchos fans han puntualizado que el recibimiento de Sansa a Daenerys en Invernalia es muy parecido al que su madre, Catelyn Tully, le dedicó a Cersei Lannister. Miradas frías, cautela en las formalidades y una desconfianza que nace del desconocimiento acerca de las intenciones de la Madre de los Dragones. Tal y como Catelyn advirtió que algo raro había con Cersei, Sansa hace justamente lo mismo.
Aunque mucha gente no comprenda sus motivos, lo cierto es que Sansa demuestra que es la persona más inteligente de Poniente al alzar la ceja frente a ella. Daenerys es cada vez menos inflexible con la gente que no le rinde pleitesía, así que la pregunta que tiene es ¿qué pasaría si en algún momento no quieren seguirla?
Este recelo mutuo –a Daenerys tampoco le gusta mucho a Sansa- es mucho más que el rifirrafe entre dos poderosas líderes. Los posibles problemas que pueda haber en el futuro entre ambas involucran a Jon indirectamente, por lo que la revelación de Sam complica aún más las cosas.
Cada decisión que tome a partir de ahora supondrá elegir uno u otro bando y pondrá en duda la verdad de sus intenciones. Sansa ya le pregunta si hace las cosas por amor o por el Norte…algo a lo que él responde sin mucha seguridad. Por su parte Daenerys le deja caer que, si no cree en ella, tendrá que tomar medidas, y sabemos que sus medidas involucran fuego. No lo dicen explícitamente, más bien utilizan mensajes algo banales que no parecen estar diciendo nada, pero que en el fondo podrían estar marcando una de las tramas de la temporada.
Estos problemas pueden parecer poco relevante teniendo en cuenta la guerra que se avecina con el Rey de la Noche…pero por algo es Juego de Tronos, las intrigas palaciegas han de estar siempre presente.