Hacía tiempo que la afición no se hacía notar tanto en Carranza. El choque ante el Zaragoza se antojaba de vital importancia en la lucha por el ascenso y por ello, la Federación de Peñas instó a una bufandada que terminó dando sus frutos. Pese a ponerse por debajo en el marcador, el Cádiz fue capaz de igualar el partido con el inestimable apoyo de la grada.
Los que nacimos en los 90, tuvimos la suerte de crecer disfrutando de la última gran época dorada del conjunto gaditano. El ascenso a Segunda ante el Universidad de Las Palmas o la histórica vuelta a Primera en Chapín fueron el culmen, dos triunfos que provocaron que el sentimiento amarillo calara en lo más profundo de cada joven cadista.
Eran otros tiempos, otro fútbol, otro ambiente. Basta con ver el espectáculo que brindó la afición en el último partido en la máxima categoría ante el Málaga, con el equipo ya descendido, para comprenderlo. Poco importó haber perdido la categoría, la afición estaba entregada a unos jugadores que les habían permitido tocar la gloria y que les hacían sentir orgullosos cada vez que se enfundaban la elástica amarilla.
Lo cierto es que pocos peros se le pueden poner a la afición del Cádiz, que vaya donde vaya el equipo siempre tiene fieles que le respaldan. 'Dando su vida y su garganta', que diría nuestro querido Manolo Santander, y haciendo gala del sentido del humor que les caracteriza. En Carranza, eso sí, en los últimos tiempos se ha echado en falta esa conexión de antaño, donde tanto se animaba.
Por eso quizás fue tan necesaria la lección del cadismo ante el Zaragoza, mostrando sobre todo a los más jóvenes la importancia de animar y apoyar al equipo. Porque si la afición no baja los brazos, el equipo, como terminó demostrando, tampoco lo hará.
En lo que al partido se refiere, los de Cervera deben estar satisfechos con el empate. Más cuando el gol zaragocista nada más arrancar el segundo tiempo dejó bastante tocado al equipo. Los locales firmaron un buen primer tiempo, competido y con ocasiones para ambos, pero a raíz del tanto en contra se sucedieron las precipitaciones en el bando andaluz.
Tras exprimir el carril de Salvi en los primeros 45 minutos, el ataque amarillo pasó al costado zurdo en el segundo tiempo. Ahí, Perea volvió a demostrar su calidad, a pesar de que en ocasiones ralentice en exceso el juego, y terminó provocando el claro penalti que significó el empate de Álex. Este resultado, además, permite a los gaditanos ganarle el golaveraje particular a los de Víctor Fernández.
Los resultados de sus rivales en esta jornada han permitido al Cádiz mantener el liderato en solitario, aunque como ya se ha comprobado, los amarillos no deben confiarse en exceso.
La afición también debe tomar buena nota y tener en el duelo de este pasado domingo un ejemplo a seguir para las jornadas venideras, pues su aliento será vital para que el equipo siga avanzando con paso firme hacia sus objetivos. El ambiente ante el Zaragoza debe convertirse en un hábito, un motivo más por el que sentirse orgulloso de defender una pasión llamada Cádiz.