La importancia de la afición “más ahora”
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Es sabido que la afición es el jugador número 12; una parte del equipo; la base de la economía de los clubes y del fútbol, y es o debería ser la razón por la que los jugadores se dejan la piel en el campo. Sin afición no hay fútbol. Como diría mi amigo Michael Robinson, leyenda y referente del mundo del fútbol, en particular de su equipo “el Liverpool”: “YOU‘LL NEVER WALK ALONE”. Frase que resume la importancia de esta y el tema de hoy en cuestión.
¿Qué ocurre entonces ahora en estos tiempos que corren, en los que nos vemos obligados a ver y practicar este deporte sin el motivo por el que existe el fútbol? El factor campo desaparece, la motivación de hacer una jugada bonita o espectacular se reduce considerablemente, la presión de un córner a favor o en contra disminuye, así como los acercamientos al área rival o las largas posesiones de balón, etc...
Como ocurre a menudo en casi todo, nos damos cuenta del peso y valor de las cosas cuando sentimos su falta. Sin afición en vivo, el fútbol se convierte casi en una pachanga de barrio, en la que Villa Arriba y Villa Abajo se juegan unas cervezas el fin de semana.
Esto no es una época de cambios, sino un cambio de época; si bien esta situación que estamos viviendo está siendo horrible y es difícil sacar algo positivo de ello, podemos empezar a darnos cuenta y valorar algunos aspectos y detalles de nuestra vida, los cuales al ser corrientes y rutinarios, en la normalidad de nuestras vidas no somos capaces de apreciar o valorar debidamente.
Con este artículo me detengo a evaluar y a destacar el gran papel psicológico y anímico que tienen los seguidores de un equipo y la afición al fútbol en general
Al margen de esta época insólita en la que podríamos decir que vivimos el “fútbol de pandemia”, en la vieja normalidad, considero que muchas veces no sabemos hasta qué punto las aficiones inciden directamente en el resultado del juego.
Existen muchos tipos y variedades de aficionados e hinchas en los diferentes continentes, países y ciudades, los cuales difieren unos de otros en múltiples aspectos, además de su condicionamiento por diversos factores. La cultura, las costumbres, la clase social, los valores, la procedencia natal, la influencia familiar... son algunos de los factores que determinan la elección inicial de ser seguidor de un equipo u otro.
El papel de la afición en el fútbol
Lo más lógico es que este afiliamiento se dé en edades tempranas, en las que no se sabe realmente por qué uno es realmente aficionado a un club; pero a medida que se va madurando y conociendo el mundo del fútbol, lo que esto representa para tantas personas, el sentimiento va apareciendo y transformándose en pasión.
Esta pasión en ocasiones incomprensible para los no seguidores, genera que la gente viva el fútbol como si fueran ellos mismos los que se están jugando la vida en cada partido. Este sentir que con dificultad acabamos de intentar describir, sólo lo conocen los verdaderos aficionados al fútbol, y resulta que como no podía ser de otra manera, los jugadores son a su vez los mayores fanáticos.
Es por esta razón por la que existe un vínculo tan fuerte entre los jugadores y la afición; estos saben mejor que nadie que fallar un penalti o perder un balón al borde del área, no es solo motivo de lamento o auto frustración, sino que está defraudando y en muchas ocasiones enfureciendo a una gran muchedumbre.
Esta relación es lo más parecido al vínculo que existe entre un padre y un hijo
Hay padres severos y exigentes que siempre esperan el mejor resultado sin compasión alguna, ya que saben del potencial de su pupilo y no perdonan los errores; padres pacientes e incondicionales, que además de la confianza en este, están apoyando en las buenas y en las malas, comprendiendo la complejidad de la competencia; y padres exigentes, que apoyan incondicionalmente, pero que no se cortan a la hora de poner las cosas claras cuando ven algo que no les gusta.
“¿Alguna vez te has preguntado qué tipo de padre/aficionado eres tú?”. Cada padre es de una manera particular, pero también uno se hace en función de los valores, las exigencias y los recursos de los que uno sabe disponen. Es por esta razón que cuando un niño hace algo cuando su padre está mirando, se esforzará más, estará más concentrado, e intentará agradar a su padre/mentor de la mejor manera que sabe; por el contrario si papa no está y no se siente observado, el niño perderá ese aliciente, esa efusividad y por consecuencia ese enfoque que le permitiría hacer un buen trabajo.
La conclusión a esto es que la afición es y debe ser uno de las prioridades por las que se juega al fútbol, sino la mayor, y se debe entender/aprender a jugar con, por y para esta. La pregunta ahora es... ¿y qué debemos hacer ahora que papá no está o parece que no está mirando? Qué está en nuestra mano para ayudar en esta situación tan inverosímil.
Este artículo va dedicado a “Liam Robinson”. Amigo, nunca caminarás solo.
Buenísima reflexión en este momento que vivimos. Enhorabuena! Y gracias por hacernos mención, a nosotros, los aficionados!!!
Ésto es fútbol profesional los jugadores del athletic cobran una media de 200.000 euros por partido y no tienen sentimientos a los colores si no rinden hay que exigirles como profesionales que son y sino a la calle si somos diferentes pero no tontos menos tonterías sentimentaloides y más rendimiento los jugadores ahora no son ejemplo de nada bueno sino de egoísmo los únicos que estamos con el athletic somos los aficionados.
Que buena reflexión sobre las aficiones. Y muy bien explicado... Totalmente de acuerdo con las reflexiones de este artículo.. Me ha gustado...
Muy bueno!!! Es importante ver el futbol desde esta perspectiva!!! Gracias!!!
Me ha gustado mucho el artículo; el homenaje a Robinson; y la dedicatoria especial a su hijo