El Sevilla te necesita

Es el momento, decíamos. Es el momento, insistimos. Lo mismo acaba decimotercero, valga la exageración, pero a punto de cerrar el buzón el cartero real, no hay un solo argumento para que todo el Sevilla Fútbol Club (dirigentes, cuerpo técnico, jugadores y aficionados) haga un esfuerzo sobrehumano para intentar saldar una deuda histórica. No sabemos cómo acabará la película, pero las próximas generaciones jamás perdonarán a la actual si en los libros de historia se denuncia que el Sevilla no puso toda la carne en el asador de la Liga 2021-22.

Palop bendice a Bono desde la tribuna de comentaristas. Kanouté empuja a Ocampos desde la grada. José Castro y Del Nido Benavente, esta vez presente el segundo y confinado el primero, guardan bendito silencio. Ni Guillermo Campanal ni Ramón Encinas podrán tranquilizar a Julen Lopetegui en el banquillo, pero ni falta que hace. Y desde el célebre tercer anillo, aquellos que se fueron maldiciendo al linier del 51, le dicen a la generación actual que posponga todo lo que hayan planeado para las primeras semanas de 2022. El Sevilla les necesita.

Si tiene que echarle la bronca a alguien por ir al baño en el 91' con 0-1 a favor, hágalo. Si no encuentra el mechero de la suerte, remueva cielo y tierra o proclame que ha dejado de fumar antes del partido. Siga, por supuesto, sin gritar gol hasta que el balón toque la red y amenace seriamente a todo aquel que lo haga. Es más, si es usted uno de esos que dicen que el Sevilla juega mal, no cambie de opinión y continúe proclamando su estulticia. Si ha dudado un solo segundo en ir o no al próximo partido en el Sánchez-Pizjuán, zambúllase en la historia del Sevilla a través del espectacular tour del estadio y recapacite. Y si Monchi tiene que atracar un banco para fichar a refuerzos de máximo nivel, hágase.

Una primera vuelta de 41 puntos, con un persistente huracán de lesiones en contra, bien que lo pide. Lo merece Lopetegui, sin club de fans a la vista pero con hechuras de ser el mejor entrenador que ha pasado por el Sevilla en muchos decenios. Lo merece Castro, ausente en Cádiz pero presente en primera fila en los momentos más duros del club. Y claro que lo merece Monchi (y hasta su prima). En él y en el partido a partido que un día tatuó Joaquín Caparrós en la piel del sevillista y que ha abrazado el propio Lopetegui, encomiendan su espíritu varias generaciones enteras de hinchas del Sevilla. Si todo eso resulta aún insuficiente, al menos los libros de historia volverán a contar sin mácula alguna que Sevilla intramuros, pese a estar rodeada de infieles, sigue siendo un bendito terreno inconquistable. Hágase.