El brillo en los ojos de los que vieron jugar a Del Sol
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El extraordinario valor del fútbol se construye de goles, victorias, decepciones, jugadas, también de historias, personales y colecticas, y de leyendas. En esa última categoría se incluye a Luis del Sol, Cascajares por parte de madre como él mismo repetía, quien perdió la vida este domingo a los 86 años. Alguien quien, por todo lo que significó en el Betis, se puede considerar una barra del escudo del club verdiblanco.
No vi jugar a Del Sol. Sin embargo, la emoción de los que sí lo vieron me hizo comprender hace muchos años su extraordinaria dimensión en el Betis que le coloca como uno de los más grandes, si no el que más, de su historia. Los que recuerdan sus jugadas imposibles, sus regates exquisitos, sus interminables carreras o hasta cómo se colgó del larguero, lo hacen con un brillo especial en sus ojos. Mil y una fotografías sensoriales y personales transmitidas "de padres a hijos, de abuelos a nietos, en una pasión llamada Betis".
Sus números en el Betis perduran y señalan sus 190 partidos como verdiblanco y sus 45 goles. Sus dos etapas, separadas por su periplo por el Real Madrid e Italia donde acumuló títulos de clubes y hasta conquistó con España la primera Eurocopa en 1964, apuntalan la consistencia de un futbolista de talla mundial. Sin embargo, por encima de eso, queda el recuerdo de alguien que asombró a los que lo vieron, a los que lo disfrutaron en Heliópolis.
La memoria de los sentidos de los aficionados béticos más veteranos, los que vieron jugar a generaciones y generaciones, se ilumina al hablar de Luis de Sol. Una pausa, un punto y aparte en el recorrido histórico al repasar los grandes nombres en verdiblanco, los de las leyendas, los mitos de verdad que engrandecen un club y perfilan las señas de identidad de una institución. No cualquiera entra en esa categoría. Se trata solo de los elegidos.
"¿Por qué era tan bueno Del Sol, qué tenía?", recuerdo escuchar preguntar a los más jóvenes en alguna tertulia futbolera a los que vivieron el Betis de otras épocas. Las respuestas sobre sus cualidades fueron tantas como virtudes seguro que atesoraba el 'Siete Pulmones'. Un indicador de lo completo que fue como jugador. Aunque más que las palabras, fueron los gestos, los silencios y la emoción en sus caras los que evidenciaban la trascendencia de alguien que perdurará en la historia del club. El extraordinario valor del fútbol se construye de goles, victorias, decepciones, jugadas, también de historias, personales y colecticas... y de leyendas. DEP, Luis del Sol Cascajares.