Decían que nunca se rendía

El Sevilla FC ha hecho el ridículo este 4 de enero en Almería. No eran muchos los sevillistas que ‘pasaban’ de la Cabalgata de Reyes Magos adelantada para quedarse a ver su equipo, sabedores de que había muchas papeletas de que sucediera algo malo. Pero sí hubo cientos que recorrieron los 400 kilómetros que separan a la capital de Andalucía de su capital más oriental, y otros miles que se pusieron frente al televisor y que, como mínimo, merecían un respeto. Suerte de esos niños sevillistas que tenían en estad horas los ojos puestos en Melchor, Gaspar y Baltasar.

El Sevilla ha sido bailado este sábado por un equipo de Segunda División, en 45 minutos que evidencian la descomposición a la que lleva sometido el club en los últimos años. Parece prácticamente imposible que hace un año y medio estuviera levantando plata en Budapest, con un escudo que imponía respeto por el Viejo Continente, y que hoy es arrastrado cada cierto tiempo. 12 goles le han caído en sus últimos tres partidos fuera de casa, hay quien se consolaba con que habían sido en el Metropolitano o en el Santiago Bernabéu, pero el ridículo en el Estadio de los Juegos del Mediterráneo no tiene justificación alguna. Justo en el primer día de la era post Jesús Navas. Da que pensar. Y que temblar.

El ridículo en el Estadio de los Juegos del Mediterráneo no tiene justificación alguna. Justo en el primer día de la era post Jesús Navas. Da que pensar. Y que temblar.

El Almería a día de hoy tiene algo a lo que el Sevilla no puede ni aspirar a soñar. Un delantero de muy alto nivel. Luis Suárez, que le ha marcado tres goles a Nyland y ha puesto en evidencia a todos los defensores sevillistas, es un atacante sobre el que pivota un equipo que va como un tiro hacia LALIGA EA Sports, y que visto tan de cerca descose aún más las costuras sevillistas. Y eso que Isaac Romero fue, con muchísima diferencia, el mejor de los de negro y rojo en este oscurísimo 4 de enero.

Otros ridículos coperos

El equipo indálico entra desde hoy en la galería de los horrores sevillistas en la Copa del Rey, en la derrota más dura que cualquier sevillista recuerda en esta competición. El Mirandés en 2020, el Racing en 2013 o el Cádiz en 2006 fueron los últimos ridículos sonados del Sevilla en el Torneo del KO, aunque sirvieron entonces de punto de inflexión para tres entrenadores clave como Julen Lopetegui, Unai Emery y Juande Ramos, respectivamente. Sin embargo, allí había otros mimbres, la estructura era otra y los cimientos más fuertes. Parece difícilmente complicado que un equipo que sufre y es, del verbo ser, inferior a los Marezi, Lopy, Pubill, Melamed o Radovanovic, sea capaz de dar la vuelta a una situación en la que queda muy tocada la figura de Xavier García Pimienta, casi el único que se estaba salvando en otra, la tercera, temporada complicada en la parroquia nervionense.

El Sevilla, ese equipo que nunca se rendía, que plantaba cara a los grandes de Europa, ha bajado los brazos este sábado a 400 kilómetros de su casa, ante un equipo de inferior categoría que vio fácil cómo se le podía hincar el diente a un cuadro de jugadores pusilánimes y con muy poquita de esa sangre roja que daba identidad a un equipo y a un club que, ahora, es una sombra de lo que fue.