Camino hacia ninguna parte

El Sevilla FC vivió este viernes su enésima junta de accionistas. Habían pasado dos años y un par de semanas de la última vez que la asamblea fue en FIBES, pero parecía una eternidad para los presentes. ¿Van cinco o seis desde entonces? Tras los tejemanejes entre bambalinas, el consejo de administración fue renovado y, de paso, se le aprobaron las cuentas de los tres últimos ejercicios. 120 millones de pérdidas de una tacada. Aprobando una catástrofe económica con tres pulsaciones al botoncito.

La figura de José María del Nido Benavente quedó tocada como nunca en los últimos tiempos con el “regatito” de los americanos, que con su abstención dibujaban un nuevo panorama en lo societario. Nuevo y breve, porque a buen seguro el mapa accionarial será diferente cuando haya otra junta, y aunque todos proclaman su victoria, que de victorias morales está el deporte lleno, el derrotado sigue siendo, una vez más el Sevilla FC. Una locomotora deportiva no hace tanto que ha entrado en el túnel de la oscuridad sin ver ninguna luz al final.

Mientras un juez no diga lo contrario, que no suelen hacerlo, el resultado de la Junta aporta cierta estabilidad al actual consejo a nivel societario. Ahora mira el futuro con las cuentas aprobadas, además de su gestión, después de casi cuatro años con esos pilares tambaleándose. Y con más tranquilidad con el giro de tuerca protagonizado por Sevillistas Unidos 2020. No se sabe si cansado de perder votaciones, si advertido por algún posible comprador del paquete que están locos por vender, o si después de una maniobra prodigiosa de alguien apellidado Del Nido o sus entornos. Los que estuvimos en FIBES acudíamos anonadados a un baile de puertas abriéndose y cerrando, asientos ocupados y vacíos y votaciones digno de cualquier república bananera que se precie.

Lo deportivo y lo social, cimientos destruyéndose

Lo que no va a arreglar ya este consejo de administración es la opinión popular. Si ni siquiera la UEFA Europa League ganada en mayo de 2023 le ayudó en ese sentido, los tres años buceando en la mediocridad en lo deportivo no ayudan. El empobrecimiento del equipo es sistemático y lineal, hacia abajo. Este lunes se ha dado por confirmada la salida del último campeón del mundo que le quedaba en sus filas, síntoma de la mediocridad. El sevillismo está viviendo un desapego nunca visto, ni antes ni después de convertirse en una máquina de ser campeón, harto de estar harto con su clase dirigente.

Lo social está tocado de muerte. No hay nadie que confíe incondicionalmente en el apellido Del Nido. Unos machacan al hijo, otros temen al padre, y la mayoría silenciosa no se fía de ninguno de los dos. Por acción, por omisión, o por coj…. el Sevilla emprendió hace tiempo un viaje hacia el abismo, hasta finales de 2027 si no media, como debiera ser entre gente civilizada, honesta y responsable, un pacto entre los grandes accionistas. Grupo este en el que se incorporará en no demasiado tiempo un nuevo actor, del que aún no se conoce el nombre, pero del que sí se sabe que será clave. La anhelada tercera vía.

No hay nadie que confíe incondicionalmente en el apellido Del Nido. Unos machacan al hijo, otros temen al padre, y la mayoría silenciosa no se fía de ninguno de los dos

Urge un acuerdo, un gran acuerdo pero de verdad. No un pacto por la pasta, sino un pacto por el Sevilla, ese ‘miembro de la familia’ que va encaminado hacia ninguna parte, hacia ningún lugar en el que le pueda pasar nada bueno.