Susaeta, el ejemplo de la discreción

Markel Susaeta ha decidido decir no a la oferta de renovación ofrecida por el Athletic Club de Bilbao. Después de 506 partidos y 22 años en Lezama ha considerado que su etapa presente le pedía pasar página. A su estilo, sin estruendo.

No sé si se va un icono, una leyenda o un mito. Cómo dijo en su día Jose Iragorri, “a Susaeta lo que le penaliza es que al fútbol se juega con porterías“. Tal vez le ha faltado alguna cita más con el gol para ser de verdad un león legendario. Por ejemplo, en la eliminatoria de Europa League contra el Sevilla.

Pero lo que está claro es que es un jugador y una persona ejemplar. Generoso con sus asistencias a los compañeros, sacrificado en su infatigable correr y discreto en sus comportamientos. No ha dado un ruido salvo cuando cuatro aventados se la quisieron liar en la selección tergiversando lo de “la cosa”.

En cuanto al tema de las formas todo es opinable y mejorable pero va a haber actos como una rueda de prensa en Lezama y el adiós de San Mamés del domingo... Pero dará igual, cierta 'Inquisición' primero dispara y luego pregunta

Mi sensación es que en este difícil momento del relevo generacional Susaeta ha vuelto a hacer gala de su generosidad. Markel, un tipo muy sentido, se ve relegado en las alineaciones, a veces hasta en las convocatorias, y no quiere estar por estar. Tiene Espíritu de Club.

Ese Club, que ahora preside Aitor Elizegi, quería que siguiera. Si se entra en Europa incluso pudiera continuar dos años en vez de uno, pero las decisiones -cual señales- marcaron un camino que no le ha llenado. Se ha ganado poder elegir hacer lo que quiera.

Primero, deduzco que le sorprendió que en pleno frenesí renovador Josu Urrutia no le llamara. Luego tomó nota de la gran competencia que se iba generando en la banda derecha, de lo que tardaba la nueva Junta en ofrecerle algo, y, por último, aunque por encima de todo, la renovación de Gaizka Garitano le dejó claras las cosas.

El técnico deriotarra quiere otro perfil de jugadores y 'Susa' desea, como es lógico, sentirse útil o, como decía el gran Xavi Hernandez, “tener trascendencia”. No quiere engañar a nadie, y menos a sí mismo. Ha sido y es un capitán con todas las de la ley.

Ojalá San Mamés el domingo ante el Celta le haga sentir, al igual que a Iturraspe y Mikel Rico, que se va uno de los nuestros. Los tres se merecen un aplauso de esos de la ópera: en pie y de varios minutos.