El Athletic, un equipo franquicia de pocas sorpresas
En un fútbol hiperprofesionalizado, no sorprende la influencia organizativa de la gran liga profesional del globo: la National Basketball Association, la NBA estadounidense-canadiense.
En la NBA, una liga profesional privada sujeta a sus propias reglas, los equipos son franquicias que llevan un nombre de fantasía asociado a su toponimia; así tenemos a los Boston Celtics, Los Ángeles Lakers, San Antonio Spurs, por citar algunas de las 30 franquicias.
Cada equipo tiene un salary cap o límite salarial: el máximo que cada franquicia puede gastar en los contratos para los jugadores.
Recientemente, LaLiga Santander reveló estos límites para sus plantillas de primera división en la presente temporada. El duopolio de hecho: FC Barcelona y Real Madrid, tienen como tope 656.429 euros y 641.049 respectivamente. Tercero cómodo está el Atlético de Madrid, con 348.500 euros. El Athletic Club se ubica en la clase media liguera con 103.183 euros.
A la vez, cada equipo suele tener un jugador franquicia: el emblema, el estandarte. Así los Boston Celtics tuvieron a Larry Bird; Los Ángeles Lakers a Kareem Abdul Jabbar, Magic Johnson o al recientemente fallecido Kobe Bryant; y los San Antonio Spurs a Manu Ginóbili.
En la actualidad, un jugador franquicia de la NBA tiene un contrato plurianual con el mejor salario para su puesto o aun para la propia liga. Es en torno de cada uno de ellos que se construye el equipo; ellos son, además, los referentes del conjunto para los medios de comunicación.
Gaizka Garitano se refirió al delantero Iñaki Williams como jugador franquicia del Athletic. Del brother de Iker Muniain se esperan los goles y las jugadas más espectaculares. Probablemente pueda marcarlos siempre y cuando juegue en su puesto y esté arropado por un equipo franquicia.
Porque el fútbol, por muchos ídolos que tenga, sigue siendo un deporte de equipo. Acaso en este fútbol hiperprofesionalizado le estén faltando equipos franquicia: un estandarte colectivo sustentado en unos valores, en una cierta filosofía de juego, en un compromiso comunitario.
El Athletic, en esta línea de reflexión, es acaso el único equipo franquicia de este fútbol hiperprofesionalizado.
En Bizkaia, el Athletic más que marca es un emblema, un estandarte; es parte de Bilbao y de Bizkaia: la mayoría de los comercios se engalanan de rojiblanco cada vez que juega el Athletic. Es un club hecho de jugadores de cantera o formados en clubes vascos. Un sentimiento de fidelidad. Una entidad donde sus socios tienen voz y voto: el club es una sociedad deportiva no mercantil.
¿Podrán decir lo mismo los demás clubes de LaLiga Santander?
Ellos podrán tener jugadores franquicia. Sin embargo, el único equipo franquicia en este fútbol hiperprofesionalizado, es el Athletic Club de Bilbao. En buena hora que así sea, aunque se percibe una falla regular en la conformación del equipo para cada jornada.
La plantilla del Athletic es de 25 jugadores: 3 porteros, 9 defensas, 8 centrocampistas y 9 delanteros. De ellos sale el elenco estable de 11 para disputar esa maratón de 36 jornadas que es LaLiga.
Con Garitano, el 11 no suele cambiar, salvo por razones de fuerza mayor (suspensiones, lesiones). Así llegamos al último tramo de LaLiga en condiciones físicas y anímicas de marcado desgaste, casi de agotamiento.
Compitiendo en LaLiga y en la Copa del Rey: ¿Por qué no trabajar sobre la base de dos equipos viables, que puedan intercambiarse en uno y otro torneo, en su totalidad o parcialmente? ¿Por qué cuando hay una baja en el primer equipo y ese jugador debe suplirse, se nota en quien suplanta la falta de ritmo, de intensidad, de acople con el elenco estable, con esa columna vertebral que todo equipo debe tener?
Cuando hay poco intercambio o alternancia de jugadores en el once habitual: ¿Cómo esperar a ese jugador que viene a suplir a otro compañero que rinda a pleno? ¿Qué puede aportar ese mismo jugador a un equipo que casi le es desconocido, por más que sean sus compañeros de entrenamiento?
El Athletic es uno de los poquísimos equipos franquicia de LaLiga. Sin embargo, para que tenga una puesta en valor real, también sería plausible que hubiera una sintonía mayor entre los titulares y los suplentes habituales, y aquellos cuyos nombres no solemos recordar porque no suelen ser tenidos en cuenta.
Alejandra Herranz, periodista y blogger
@aleherranz