El Athletic, entre mi deseo y su realidad
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La pandemia del coronavirus nos regala un fútbol triste: con aficionados de attrezzo en las gradas, apenas atomizada en los hogares y alentando a distancia.
Decía el general prusiano Carl von Clausewitz que un estratega controla sólo una situación: la propia. Entonces, pienso que la pandemia y el andar del coronavirus es algo que mi equipo no controla y albergo la esperanza de que mi equipo de fútbol: el Athletic Club de Bilbao, sí controle su propia situación, que no es otra que la de su juego.
Para esta temporada 2020-2021, el Athletic se reforzó con promociones de la propia cantera y con la llegada de Álex Berenguer, proveniente del Torino de la Serie A del Calcio, por unas 4 temporadas.
Según el perfil de Berenguer en Transfermarkt.com, se trata de un jugador de 25 años de edad que es extremo izquierdo, aunque puede jugar de delantero, de extremo derecho o aún de mediapunta. ¿Un atacante polivalente, acaso? Ver para creer. Y esperarlo en que se acople al equipo y viceversa.
Porque, ¿En qué posición va a jugar? En el amplio frente de ataque, seguro. Sin embargo, donde el Athletic necesita más almas, es en la zona de creación, la del mediocampo.
Al cabo del partido con el Alavés por la cuarta jornada de LaLiga Santander, una victoria por 1-0 con gol de cabeza de Rodrigo Ely tras una falta ejecutada por Lucas Pérez en el minuto 74, continúo desencantada, hasta triste, con el juego del Athletic.
(Sin embargo, aplaudo que se hayan hecho dos cambios faltando 30 minutos -y no los habituales 5- cuando ingresaron Íker Muniain y Jon Morcillo por Oihan Sancet e Íñigo Córdoba; aunque luego ingresaran Berenguer y -Asier Villalibre por Unai López e Iñaki Williams faltando 12 minutos)
Diré que estoy dispuesta a esperar. A los canteranos, que necesitan tiempo, continuidad y confianza para afianzarse. A la explosión de Williams en su banda y a la de Villalibre como centrodelantero. Al regreso de Muniain como impulsor del motor creativo, pero más acompañado.
A que, con los buenos defensores que tenemos, la defensa como un todo sea un muro sin fisuras. A que salgamos de los puestos de descenso en la clasificación liguera.
Diré, también, que hay cosas a las que no estoy dispuesta a esperar y mucho menos a aceptar.
No estoy dispuesta a que el Athletic no se esmere en desarrollar un juego más trabajado, con inteligencia más que con costumbre, con precisión más que horizontalidad intrascendente y pases hacia atrás cuando es innecesario. A que el Athletic no disponga de una táctica y de variantes tácticas, atendiendo a la disponibilidad de la plantilla. A que haya más conformismo que hambre y liderazgo.
Sé que van cuatro jornadas de la presente temporada, sin embargo, no observo diferencias con el juego de la campaña anterior, aunque ya no contemos con algunos de aquellos jugadores, como Aduriz, San José, Iturraspe o Beñat; y aunque tengamos otros jugadores que apenas son tenidos en cuenta -Ibai, Núñez (juega porque Yeray está lesionado). Y todo esto, insisto, es trabajo, es entrenamiento y es aspirar a dar lo mejor de sí.
Me gustaría un equipo con aspiraciones. A clasificar a puestos europeos. A ofrecer y hacer su mejor papel en liga y en Copa del Rey. Sin embargo, mis propias aspiraciones como aficionada están más cerca del deseo que de la realidad. Y no es por la pandemia.
Garitano es un entrenador sin rumbo, no le pidas imposibles, Elizegi ke avala pero su juguete se ha roto, elizegi ea hora de los buenos gestores? Tú lo eres? Lo dudo