El mismo sol
Me gustaría sonreír pero no tengo tantas drogas hoy aquí. Es una frase de un tema de Extremoduro que refleja muy bien que lo siento desde que se diera a conocer la noticia que tanto Real Sociedad como Atlético de Madrid intercambiarían sus estadios en caso de que por algún motivo sanitario no pudieran hacer uso cada uno del suyo. Así, literal, como suena. A estas horas aún quizá te parezca una pesadilla pero no, es real, tan real como la sangre que tiñó por siempre la historia de la Real en diciembre de 1998.
Me cuesta y me duele hablar hoy de la Real como un si de un desconocido se tratase. Como habréis visto al principio, no me he referido a la Real, como hago casi siempre desde una cercanía familiar, sino a Real Sociedad, porque es que no termino de asimilar una decisión tan desafortunada. Me dan igual los motivos o razones por los que se haya elegido el estadio del Atlético de Madrid como posible escenario de urgencia y viceversa, cuando desde aquel 8 de diciembre se ha violado una y otra vez la memoria de Aitor Zabaleta así como la dignidad de la afición txuri-urdin, con el beneplácito siempre de las altas esferas. Aquel estadio se derribó y desapareció y a pesar de tratarse ahora de un estadio nuevo, diferente, y ubicado en otro lugar, poco o nada afectada a lo que estamos hablando.
Como decía antes, creo que por primera vez en mi vida no reconozco a la Real. Esta decisión, que probablemente nunca llegue a tener efectos prácticos porque es casi imposible que se clausure Anoeta y al revés, está marcada por una falta de sensibilidad total y absoluta. ¿En qué estabas pensando Jokin Aperribay? ¿Acaso no te parece tan grave? Porque si es así, sería incluso más grave de lo pensaba. ¿No has pensado ni un segundo que nos iba a parecer una auténtica aberración? ¡pero si es que es poner las palabras Real Sociedad y Atlético de Madrid juntas y es imposible que no te venga a la mente Aitor Zabaleta! Se me acumulan las preguntas, todas ellas sin sentido ninguno por lo obvias que resultan. Se me acelera el pulso y me hierve la sangre cada vez que me las planteo. Podría editar un diccionario de sinónimos de lo que me parece esta decisión: sinsentido, locura, calamidad, injusticia…puñalada.
Si se tratara de una imposición de la Liga, de la Federación o de quien fuera, tendría al menos el consuelo de tener una pared a la que golpear una y otra vez con todas mis fuerzas, pero viniendo de la Real (ahora sí, de mi Real, tu Real, de nuestra Real) se me cae la moral al suelo. Espero que rectifiquen, para eso nunca es tarde. Rectificar y pedir perdón, porque recular sin más no sería suficiente. Disculparse y reconocer el grave error cometido. No seré yo quien pida imposibles ni que nadie se arrodille, simplemente clamo por algo que considero una deshonra, muy por debajo, a miles de kilómetros bajo tierra de lo que se merece la afición de la Real.
Y por terminar como empecé, con Extremoduro, le pediría al responsable de esta falta de sensibilidad, que recapacite. Te diría que hoy, a pesar de las nubes y la lluvia, me mata el mismo sol que a ti te alumbra