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El día que debutó Vicente, Manolo Salvador colgaba las botas
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El día que debutó Vicente, Manolo Salvador colgaba las botas

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MIguel Á. Vara

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El 23 de noviembre de 1997 se disputó en Orriols uno de los miles de partidos que no pasan a la historia, que caen en el saco de la intrascendencia y que nadie tiene en el recuerdo salvo al que le incida personalmente. Pero el fútbol es tan grande que cada uno de los párrafos que forman una mínima página de su mastodóntica enciclopedia nos puede dejar tantas historias que merece la pena releerlo con detenimiento. Así, un discreto Levante-Leganés de Segunda División generó tanto que, echando la vista atrás, uno debería arrepentirse si aquella tarde no estuvo en el Ciutat.

Por ejemplo, para uno de los múltiples ojeadores que cada semana peinan nuestro fútbol en busca del próximo crack, sería la panacea presenciar en un partido de Segunda el debut del que sería el mejor interior izquierdo del mundo pocos años después o de ver en directo antes de su explosión definitiva a un futuro campeón de varias Champions, la medalla de oro olímpica, la Liga, el Calcio, la Premier... Más aún, encontrar en un discreto partido de la división de plata al futuro delantero de la selección española tampoco sería un premio menor y, como pedrea, sacar de ahí cuatro jugadores más que acabarían en Primera, todo en 90 minutos insulsos, es algo que no se ha debido dar en muchas ocasiones. Posiblemente en ninguna más.
Pero todo yin tiene su yang y en esta historia de ganadores y sonrisas también encontramos perdedores y lágrimas. Imposible pedirle más a un único partido de fútbol de la jornada 15 de la Liga de Segunda 97-98, ¿no? Entremos en materia.

Una temporada desastrosa con dos nombres propios



Aquel ejercicio fue uno de los más desastrosos que uno recuerda en Orriols, plagado de situaciones delirantes y absurdas que terminaron, cómo no, con los granotas descendiendo como destacados colistas a Segunda B. Eso sí, por el camino quedaron hasta cinco entrenadores y un desfile de jugadores (y dinero) sin precedentes. Pero en medio de aquel fango, se rescataron dos nombres propios, el de Vicente Rodríguez y el de Lauren.
Aún en edad juvenil, entonces el puñal de Benicalap era Vicentín para todos y aún sin carnet de conducir para ir a entrenar, debutó en el fútbol profesional aquel 23 de noviembre de 1997 al sustituir en el minuto 71 a Fede Marín, el brioso jugador de Alberic. Con 16 años, Vicente dio aquella tarde su primer paso en una carrera de oro que le llevó a ganarlo casi todo, a dejar en las arcas granotas cinco millones de euros dos años más tarde y a ser uno de los mejores jugadores del mundo cinco temporadas más tarde. El técnico que le dio la alternativa fue José Enrique Díaz, que esa misma noche, sin solución de continuidad, fue destituido. Jornada 15 y el Levante ya iba a por su tercer técnico.

Cinco entrenadores

Fue el lado amargo de aquel partido, que acabaría con victoria pepinera por 0-1 merced a un penalti injusto que transformó, para más inri, Carlos Llorens, el lateral zurdo de Alboraya, que condenó a los azulgrana al marcar…en el gol Alboraya. Carlos, ex granota, sería uno de los jugadores dignos de seguir en aquel duelo, pues tendría una dilatada y brillante carrera en Primera con Rayo, Atlético de Madrid y el mejor Alavés de la historia, el de Mané, al que no habían renovado en el Levante unos meses antes.
Para los más jóvenes o los que hayan preferido olvidarlo, el cuadro valenciano arrancó aquel ejercicio con Emilio Cruz en el banquillo, pero al tercer partido Pedro Villarroel decidió que ya había tenido suficiente margen y lo sustituyó por José Enrique Díaz, que estuvo al frente de los azulgrana 12 encuentros. Con esto, fue el que más tiempo aguantó en el banquillo eléctrico del Ciutat pues sus sucesores, Roberto Álvarez (8), Txutxi Aranguren (DEP) (9) y Pepe Balaguer (10), fueron más efímeros aún. Así iban las cosas en el Levante no hace tanto, especie de consuelo para evitar lamentaciones de la situación actual.
Pero aquel partido también entronca con la actualidad pues supuso el último de un futbolista que colgaría las botas poco después. Aquel Levante-Leganés fue la última vez que Manolo Salvador jugaría un partido. El día que debutó Vicente, el actual director deportivo granota ponía fin a su carrera profesional para pasar a la secretaría técnica azulgrana, donde aún continúa. Manolo sólo jugó ocho partidos con la camiseta granota y no ganó ninguno de ellos, incluido uno de los choques más bizarres a los que uno ha asistido, un copero Novelda-Levante con 4-4 final. En una tarde de exagerado interés para los ojeadores, el que pasaría a ser el más cualificado visor del Levante disputaba sus últimos minutos vestidos de corto.

Lauren iba a la suya y Catanha y Eto'o en el bando contrario

Pero mientras en el lado granota debutaba Vicente y se retiraba Manolo. Cesaban a José Enrique Díaz y llegaba Roberto Álvarez, un jugador iba a la suya, destacando sobremanera por encima de la exagerada adversidad que le rodeaba. Se trataba de Lauren. Aún era un chaval recién llegado de Montequinto, al que el Sevilla no terminó de atar en su filial y un solo año en el Ciutat le bastó para dar el salto a Primera con un gran Mallorca y, lo más sorprendente, acabar la temporada siendo convocado para su primer Mundial con Camerún. No fue el único presente aquella tarde en Orriols que jugaría con los leones indomables el Mundial de Francia. En el banquillo del Leganés estaba otro joven de 16 años, un tal Samuel Eto’o, cedido por el Real Madrid. Unos meses después de aquel partido, tuve la oportunidad de reportajear a ambos en Francia, en el perdido hotel de concentración de Camerún en vísperas de su debut mundialista, cuando el periodismo aún era presencial y no vía internet, cuando los periodistas recorrían kilómetros para informar en lugar de buscar en la Wikipedia y cuando uno consideraba su trabajo hablar cara a cara y no vía WhatsAap.
 Si no lo recuerdan, Lauren fue traspasado en el verano del 98 al Mallorca de Cúper, con el que ganaría al Supercopa española pero perdería aquella gran final de Recopa ante el Lazio de Eriksson y un elenco de estrellas irrepetible formado por Vieri, Marcelo Salas, Nedved, Mihajlovic, Nesta, Almeyda, Mancini… Nivelazo máximo. Poco después, el internacional camerunés se convirtió en jugador del mejor Arsenal de la historia, el que ganaría la Premier invicto. Un ex levantinista formó parte destacada de aquel equipo, jugándolo todo con Wenger y ganando dos Premiers, tres FA Cup y, con su selección, dos Copas de África y la medalla de oro olímpica en Sídney, en la final ante España. Eto’o protagonizó también todos aquellos logros con Camerún, y muchos más con Barça, Inter, Chelsea…pero aquella tarde el fútbol llevó a ambos al Ciutat.
Una curiosidad más de Lauren, tan excepcional como jugador como buen tío es. Tras su impresionante periplo en Inglaterra, regresó a vivir a su Sevilla y, más por hacer un favor que otra cosa, se enganchó a jugar sus últimos partidos en el Córdoba 2009-10. ¿Saben contra quién disputó su último partido como profesional? Contra el Levante de Luis García, que iba rumbo a Primera. ¿Y saben quién era el entrenador de aquel Córdoba? Sí, Lucas Alcaraz. El fútbol, sin duda, es redondo, como su balón.
Pero de aquel partido de 1997, si algún jugador destacó fue también el que era delantero titular del Leganés, Catanha, que a base de goles saldría de la Segunda División para triunfar en Málaga y Celta hasta el punto de acabar nacionalizándose y disputando dos partidos con la selección española. Sin duda, ninguno de los asistentes al Ciutat podía imaginarse la evolución de aquel atacante del Lega, pero no fue el único de los presentes en evolucionar de manera asombrosa, pues a los Vicente, Lauren, Eto’o o Llorens, se sumarían tres jugadores más del once madrileño que darían el paso a Primera.
Esto nos lleva a una reflexión sobre el nivel general del fútbol español que, si me lo permiten, ha decrecido enormemente en los últimos años por culpa de varios factores, tanto en Primera, si miramos del puesto 6-7 hacia abajo y, por efecto dominó, en Segunda y ya no hablamos de Segunda B. Resulta imposible pensar que hoy, en un partido de plata entre el último y el que terminaría en el discreto puesto 13 encontremos jugadores de tanto nivel como los mencionados. Sin duda fuera de catálogo, hay que unir a otros protagonistas de aquel duelo como Alfredo, que jugaría cuatro años en Primera con Osasuna, o los que lo hicieron en el Villarreal también en Primera, Jaime y Unanua. Por cierto, el meta entonces pepinero sería protagonista indirecto de la historia granota seis años después al convertirse en el portero al que Reggi y Rivera le marcarían los goles del ascenso en Jerez. Amén.
Miguel Ángel Vara
 
 
 

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