El amor eterno no existe...
Las matemáticas destrozan el mito del amor eterno, el que dura toda la vida. La segunda ley de la termodinámica (ésa que reza que La cantidad de entropía de cualquier sistema aislado termodinámicamente tiende a incrementarse con el tiempo) unida a unas ecuaciones de control del ámbito de la ingeniería le han servido a un profesor de análisis económico de la Universidad Complutense de Madrid para construir un modelo que concluye con una sentencia desesperanzadora para Romeos y Julietas: "mantener el amor a largo plazo es algo muy costoso y, con excepciones, casi imposible".
José Manuel Rey, que así se llama el citado profesor, ha publicado sus conclusiones en la revista Plos One. Se acabó la química o el romanticismo: si una pareja ha decidido de forma madura y consensuada estar junta el resto de su vida, deberán someterse a la teoría del control óptimo para cumplir su objetivo. Esto es, la misma base que utilizan los ingenieros para mantener un satélite en órbita. El amor no lo puede todo: requiere un esfuerzo mensurable.
Cada pareja deberá descubrir cuál es su patrón específico que permita mantener su relación. La tragedia viene dada por el hecho de que matemáticamente, este trabajo teóricamente siempre será insuficiente. Es como si tratamos de mantener caliente algo cuya tendencia natural en reposo es a enfriarse: merece mucho esfuerzo constante, algo que ningún ser humano es capaz de producir de forma ininterrumpida durante toda su vida... ¿o sí?