La escisión de Sudán
Sudán puede escindirse en dos países diferentes el próximo nueve de enero, si vence la opción de la independencia del sur sobre el norte en un referéndum que puede cambiar las normas de convivencia en el alto Nilo. Mucho ojo, si piensan viajar por esa zona próximamente.
El presidente sudanés, Omar Hassan al Bashir, ha asegurado recientemente que dará cumplimiento al Acuerdo Global de Paz de 2005, mediante el cual se puso fin a dos décadas de guerra civil entre el norte y el sur, y que ha desembocado en la situación de latente ruptura actual. El sur es de mayoría cristiana, mientras que el norte es musulmán. La posible creación de un estado fuera del Islam levanta ampollas en algunos dirigentes: Gaddafi ha advertido que la eventual partición de Sudán puede constituir una enfermedad contagiosa que se diseminaría por otros países de África.
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha mostrado su preocupación por la situación en el país que posee la mayor extensión territorial del continente africano. El riesgo de inestabilidaden la región es serio.
La posibilidad de un efecto dominó en los países fronterizos con Sudán es evidente. Muchas de las actuales fronteras de África, por no decir todas, se deben a arbitrarios acuerdos de las potencias europeas colonizadoras que poco tienen que ver con el sentido de comunidad de sus habitantes. Lo que suceda en Sudán no se quedará en Sudán.
De momento, es evidente que el país está políticamente partido. El pasado mes de abril se celebraron elecciones y se produjo la victoria en el Parlamento del Norte del Partido del Congreso Nacional (NCP) con una mayoría abrumadora, mientras que el Movimiento Popular de Liberación del Pueblo Sudanés (SPLM), venció también por mayoría en el sur.