Ocho de cal, una de arena
Las cosas están algo mejor que hace una semana y todavía se siente el alivio del 3-0 del pasado lunes ante el Zaragoza. “La victoria de la esperanza”, la llamó el míster Pellicer, esa tabla a la deriva que todo malaguista llevaba semanas y semanas esperando encontrar. Ahora hay algo a lo que aferrarse: un Rubén Castro histórico, un Lago Junior que ha caído de pie en la entidad o que el esfuerzo de Ramalho comience a dar frutos, aunque lo mejor es renovar la mentalidad para lo que queda de campaña.
Pero incluso antes de que llegasen estos tres puntos balsámicos, desde que se supo el calendario de la próxima jornada fueron muchos los seguidores blanquiazules que planeaban una escapada a Granada en vísperas de festivo para disfrutar de la preciosa ciudad vecina, su gastronomía y concluir con una visita al Nuevo Los Cármenes. En cada estadio visitante de la categoría de plata hay al menos varias decenas de representantes malaguistas y, para el próximo encuentro, más de medio millar quería llenar la zona visitante nazarí.
Aquí vuelve el drama: si la última victoria fue un respiro, una de arena, ahora llegan ocho de cal. Es digno de estudio ese halo misterioso que impide que todas las áreas del Málaga CF estén en sintonía y en racha positiva. Ahora que lo deportivo va una pizca mejor, la organización desde las oficinas y en concreto de las taquillas flaquea. Esta madrugada se han dado cita en los aledaños del estadio centenares de seguidores blanquiazules en busca de una entrada para el encuentro liguero del próximo lunes ante el Granada. El reclamo era bastante interesante, 15 euros para los Fieles Malaguistas, así que las colas estaban aseguradas.
Las taquillas abrían a las diez de la mañana y a las 8:30 a través de las redes sociales el club ya calculaba que se agotarían las existencias “con las personas que ya esperan en cola”. En principio se iban a poner a la venta unas 650 entradas, cifra golosa para hacer un desplazamiento masivo con el que teñir de azul y blanco parte de Los Cármenes. Pero con el pasar de las horas esa cifra ha ido bajando y gente que ha estado entre cuatro y cinco horas en la cola se han vuelto a sus casas sin tickets, pero mosqueados. Ya me preguntaba por estas líneas la semana pasada de qué servían los grandes descuentos de cara a la próxima temporada con la de cosas que hay que solventar en la presente campaña. Como, por ejemplo, dar una atención precisa y certera al abonado para que no sienta pena y ya hasta desidia cada vez que acude a Martiricos.
Tocará encomendarse al nuevo ídolo de la ciudad: Ibon Navarro. Si la parcela deportiva está algo más calmada y no hacen falta ahí sus servicios, ¿tendrá hueco para dar una masterclass de cómo organizar el trabajo en las oficinas del Málaga?