Meter el hombro

El Málaga CF busca respuestas a la baja afluencia de espectadores a La Rosaleda. Analicemos la situación: hablamos de un equipo que representa a una ciudad de más de medio millón de habitantes, a una provincia que triplica este número, y que ha ganado un solo partido de ocho disputados en casa. Todo ello, tras hacer el ridículo más espantoso que se recuerda en el pasado mercado de fichajes, lastrando así la temporada entera, pues al equipo le falta casi de todo. En muchos casos, incluso alma, que es lo peor. Sin anestesia, hemos pasado del sueño del ascenso, a las cuentas por la permanencia. ¿De verdad se pregunta por qué la gente no va a La Rosaleda? ¿Para ver a un equipo en descenso que no se sabe ni a lo que juega? ¿Para ver la pasividad con la que regaló tres goles al Elche? Más bien podrían preguntarse qué hacían allí 13.691 personas. Seguro que muchas de ellas se lo preguntaron cuando el almuerzo empezó a indigestarse, entre el frío y las concesiones malaguistas ante un equipo malísimo. Tan malo como el Málaga, claro está.

Sin anestesia, hemos pasado del sueño del ascenso, a las cuentas por la permanencia. ¿De verdad se pregunta por qué la gente no va a La Rosaleda?

Ya decíamos que el pacto de los hinchas para volver a La Rosaleda no era el resultado, por eso estuvimos allí los de siempre. Alguno faltaría, puede pasar. Pero éramos muchos miles de personas. Claro, ya se sabe que los espectadores disfrutan -o no- según la belleza de lo que se le ofrece sobre el terreno de juego. Y ahí el Málaga CF esta temporada tiene poco que ofrecer. Yo me pregunto, ¿hace lo suficiente el club para sumar malaguistas a la causa en lugar de tratar de llenar de espectadores La Rosaleda? Son cosas distintas. Llegado el momento, volvería a dormir en la calle para conseguir una entrada para Oporto y a beber del amargo cáliz de Dortmund. Cualquier aficionado al fútbol lo haría. La diferencia es que el hincha malaguista no dudaría tampoco en enrolarse nuevamente en una travesía por la Segunda B, que esperemos nunca llegue. O acudir una tarde fría de noviembre a ver un Málaga-Elche, para tratar de salir de la zona baja de Segunda.

La diferencia es que el hincha malaguista no dudaría tampoco en enrolarse nuevamente en una travesía por la Segunda B, que esperemos nunca llegue

En Málaga, si hablamos de “meter el hombro” todos sabemos a qué nos referimos. Creo que esta expresión popular se entiende en todos sitios, aunque en nuestra tierra adquiere un sentido especial por lo que significa. Supongo que la mayoría nos visualizamos agarrados a un varal empujando para arriba. Pues eso. Igual que un trono es capaz de reunir a personas tan distintas en torno a una misma causa, el combo sociológico en las gradas de un estadio de fútbol es parecido: nos juntamos personas muy diversas, en la mayoría de los casos, con nada o poco en común, pero capaces de salir abrazados del estadio. ¡Capaces de meter el hombro hasta el final! Capaces de compartir sangre, sudor y lágrimas, de forma literal. Animar al equipo de tu ciudad es un poderoso elemento vertebrador. Da para otra columna. Con esta sólo me pregunto si el Málaga CF está buscando la respuesta adecuada a la realidad actual y realmente hace lo posible para encontrar malaguistas que puedan meter el hombro cuando sea necesario. Ahora es un buen momento. Nos vemos en La Rosaleda.

PD. En las acciones más mundanas se genera identidad y son importantes para sembrar malaguismo en nuestra provincia. Por cierto, ¿se mira a la provincia? ¿En los recreos los chaveas hablan de ir a La Rosaleda o del partido de la tele? ¿Serán blanquiazules las camisetas que traigan los Reyes Magos este año? ¿Participa el club de la vida de la ciudad o vive en un mundo paralelo? A esto me refiero. En mi tiempo libre, me gusta salir a correr y, a veces, incluso compito fuera de Málaga. Un año estuve en Atenas para correr su mítica maratón y fue entonces cuando se me ocurrió elevar al departamento de Marketing del club, la idea de sacar una línea de material deportivo de atletismo. ¿Cuántos corredores populares vestirían orgullosos los colores malaguistas allá donde fuesen? Cosas mundanas que refuerzan la identidad y el sentimiento de pertenencia. Nunca hubo respuesta.