¿Y el entrenador del Athletic?
El Athletic Club tiene una nueva Junta Directiva, reelegida el pasado mes de marzo con el mismo presidente al frente y escasas variaciones en su composición. Lo mismo podríamos decir de su plantilla donde conformado el núcleo fundamental, no se esperan grandes novedades, algún fichaje ¿Bóveda...?, y la vuelta de alguno-s de los cedidos.
¿Y el entrenador? Hay quien dice que la decisión respecto al entrenador no es algo fundamental, ya que lo verdaderamente importante son los jugadores. Si esto fuera cierto, no habría porqué poner al frente de los mejores equipos del mundo a entrenadores altamente cualificados. Si los mejores equipos requieren de los mejores entrenadores es porque la función que realizan es compleja y entre ellas destacaría la de convertir en un solo equipo lo que en principio no son sino una suma de jugadores con identidades y formaciones futbolísticas diferentes. Para poder seleccionar a la persona presuntamente más adecuada para el puesto de máximo responsable de un colectivo, en este caso el primer equipo del Athletic, creo que una de las maneras sería trazar un perfil con las condiciones que dicho entrenador requeriría para acercarnos a lo que queremos conseguir con el equipo. Estas son algunas de las consideraciones que comparto, por si pueden ser motivo de reflexión y debate. Debería ser alguien que pueda conseguir que el equipo tenga una identidad. Es decir que el equipo cuando juegue funcione desde sus potencialidades y aunque siempre va a tener que contrarrestar las del contrario, no sean éstas las que centren su comportamiento en el terreno de juego. Alguien que posibilite que el equipo sea lo más dinámico posible y con control de su juego, o lo que es lo mismo el menor número de pérdidas posibles de balón, sobre todo evitando errores conceptuales que acaban costando goles directamente. Alguien que haga crecer a cada jugador y que esto redunde siempre en función del colectivo. Una persona que tome las decisiones más adecuadas para que la fase definitiva en la que un jugador del fútbol base pase al primer equipo lo haga con las mayores garantías de éxito. Un jugador que está en ese proceso que le puede llevar a la consolidación o a perderse como futbolista para el Athletic, necesita jugar y hacerlo en aquel equipo donde no solo tenga tiempo de juego sino que se le siga construyendo como tal. Por parte del club, sería muy deseable que la figura del entrenador tuviera la mayor continuidad posible, como en algunos equipos de la liga inglesa, esto aportaría un cambio significativo en unas relaciones grupales donde a día de hoy tienen demasiado peso específico los jugadores, algo negativo para el club en cuanto al rendimiento del colectivo.
Por Iñaki Zuazo Jáuregui, articulista