El Athletic siempre gana
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No sin jugarla
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Copa 2015: "¿David contra Goliat o Goliat contra David?“
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Las finales no se juegan, se ganan
No hay un sólo dato que invite al optimismo. La irregularidad del Athletic Club frente a la solvencia del todopoderoso FC Barcelona: reciente y flamante campeón de liga y finalista de la Champions.
Arrasa con todo lo que se encuentra por delante en este final de temporada: tan sólo ha perdido un partido de los últimos 20 que ha disputado, en los que ha marcado una media de 3 goles. Destaca especialmente en esta faceta el estado de forma y la resolutividad de su triplete goleador. Entre Messi, Neymar y Suarez han marcado 80 goles en 2015. Y por si quedará alguna duda, la final se juega en el propio terreno de juego del Barcelona. Ante esta acumulación de datos objetivos que presagian una victoria blaugrana, podría sorprender la movilización de 50 mil aficionados rojiblancos a la final. ¿Para qué ir cuando no hay apenas posibilidades de vencer? Es el elemento diferenciador del Athletic, el sentimiento. La pasión hacia un club del que estamos orgullosos por su filosofía. El deseo de demostrar a todo el mundo que somos diferentes. Un club que juega únicamente con jugadores nacidos o crecidos en Euskal Herria. Un club que tal y como dice el texto escrito por mi compañero y amigo Jon Uriarte
(https://www.youtube.com/watch?v=42f-Q48RXMY), “eligió ganar menos para vencer más”.
Todo un pueblo quiere acompañar a su equipo a la batalla más difícil, animarles sin descanso en el partido imposible, tal y como ocurrió en 2009 y 2012. Las lágrimas de los jugadores del Athletic en aquella final de Valencia (https://www.youtube.com/watch?v=TqH2ieT5XCg) no se derramaron en vano, muestran el camino del sacrificio que ha elegido el club. Sin duda, es más fácil ser como el resto y jugar con extranjeros. Pero el Athletic ha elegido un camino más complicado para el éxito, el del trabajo. Una filosofía diferente que transmitimos a nuestros hijos.
Puede que la final se pierda, pero el Athletic ganará siempre. Porque demostrará una vez más la simbiosis del equipo con su afición. Detrás de cada camiseta hay miles de aficionados que presumen de vestir esos colores, de una forma de ser diferente. Una bandera que enarbolaremos orgullosos el 30 de mayo en Barcelona, pase lo que pase en el campo.
Por Koldo Urriz, periodista
@Koldo_Urriz