Citius, citius...
Quizás vaya siendo hora de aclarar de una vez por todas algunas de las diferencias que separan el baloncesto NBA del baloncesto FIBA. Y que no siempre, o casi nunca, se sacan a la luz. No es que el tema, por otra parte, me quite el sueño.
Sin duda que existen otros temas que nos desvelan y que nos hacen, a menudo, agachar la cabeza y sentir una especie de profunda vergüenza por pertenecer a esta raza animal que habla y… sí, que razona (sic), pero creo que no estará “demasiado” mal que en estos tiempos estivales y de modorra sentemos algunas de esas bases que no se citan, y no me preguntéis por qué, y que espero que consigan que cuando escuchemos a esos doctísimos (sic, claro) cronistas deportivos perorar sobre la NBA y la FIBA sepamos aportar al debate ciertos detalles en los que nadie repara, y no me preguntéis por qué. Por esto, y para que las comparaciones no sean odiosas sino justas, analizaremos algunas estadísticas correspondientes a los partidos finales de la NBA, en su último curso 2015, y que enfrentaron a los Golden State Warriors de Stephen Curry contra los Cleveland Cavaliers de LeBron James y las que, en nuestra Liga ACB, se dieron entre el Real Madrid de Rudy Fernández y el Barcelona de Juan Carlos Navarro. Así, comparando a las manzanas con las manzanas espero que nadie se sienta defraudado y que nuestras conclusiones puedan ser defendidas, allá donde se nos quiera oír, con toda equidad. Y vayamos entonces, en primer lugar (más que nada por ceder, amablemente, el turno al que viene de fuera), con el último partido que disputaron los Warriors y los Cavaliers. El 17 de junio. Cuando la serie final se decidió por 4-2 a favor del equipo de San Francisco. Cuando en el Quicken Loans Arena los Warriors vencieron por 105-97. En el 6º partido de la final. En él los Warriors lanzaron 85 canastas de 2, de las que anotaron 37; 34 de 3, de las que encestaron 13; y 29 tiros libres, de los que convirtieron 18. O sea que si la calculadora no me falla y si se me concede pensar que los 29 tiros libres podrían corresponder a 15 ataques que terminaron en falta personal,, los Warriors atacaron 134 veces el aro rival. Y por el lado de los Cavaliers, 82 tiros de 2, 26 de 3 y 39 tiros libres (20 ataques siguiendo con vuestro permiso la premisa anunciada anteriormente). O sea, y sumando, los Cavaliers atacaron 128 veces. Y quedémonos con estas cifras, 134 ataques de los Warriors, 128 de los Cavaliers (6 ataques de diferencia donde seguramente estén algunas de las claves de la derrota de los de Cleveland), y pasemos a repasar ahora estos mismos datos pero durante el último partido que jugaron el Real Madrid y el Barcelona en las finales ACB de 2015. En este caso fue el 3º partido. Y se disputó en el Palau Blaugrana de Barcelona el 24 de junio y con un resultado final de 85-90 a favor del Real Madrid. Y echemos un ojo a las estadísticas. Y sabremos en cuánto y en qué nuestro baloncesto FIBA (¿o no es la ACB una de sus máximas expresiones?) se separa del planeta NBA. En este 3º y último, partido de la Temporada ACB el Real Madrid realizó 35 tiros de 2, 23 de 3 y 18 tiros libres (9 ataques, según lo arbitrado). Luego, 67 ataques. Y el Barcelona, 38 de 2, 30 de 3 y 13 tiros libres (7 ataques). Luego, 74 ataques. Con lo que, dicho en un aparte, no resultaría difícil colegir que a la vista del resultado final fueron los porcentajes de tiro los que sepultaron las esperanzas del equipo catalán. Aunque apuntado el detalle, vamos a lo que nos importa de verdad. Cierto es que los partidos de la NBA duran 48 minutos y que los de la ACB sólo 40 pero es que ¡los Warriors atacaron 134 veces y los perdedores, los Cavaliers, 128! Y aquí, entre nosotros, el Madrid 67 y el Barcelona 74. O sea que si en la NBA se juega un 20% más de tiempo efectivo de juego que en el baloncesto FIBA, en el partido final el equipo ganador, los Warriors tiraron ¡¡el 100%, el doble de veces a canasta!! que su homólogo ACB, el Real Madrid: 134 los Warriors, 67 el Real Madrid. Con lo que las primeras conclusiones deberían empezar a caerse por su propio peso. Y eso que algún zoquete (no se me ocurre otro apelativo) podría argumentar que en la NBA los equipos sí, tiran más pero que seguramente tirarán peor por tirar más rápido. Y craso error, amigo. Porque los Warriors en ese partido final marcaron unos porcentajes del 43,53% en tiros de 2 y el Madrid, 45,71%. O sea que tampoco es para tanto. O sea que para atacar el doble de veces (¡como si el partido en lugar de 48 minutos se hubiera prolongado el doble, hasta los 80´: 40´x2!) tampoco los Warriors fallaron tanto. Y si ahora a esto le añadimos esa máxima que reza que la velocidad es la excelencia del deporte, y con la que estoy plenamente de acuerdo, tendríamos que no habría mucho más que decir. ¿O no se incluye también, y en primer lugar, citius o “más rápido” en el lema de los Juegos Olímpicos: Citius, Altius, Fortius? Y de esta forma tendríamos que las diferencias existentes entre los Warriors y el Madrid, por continuar con el ejemplo, no serían demasiadas. O sí. Porque el Madrid y los Warriors hacen lo mismo: bloqueos, tiros de 3 y tiros de 2, tiros libres, defensas al hombre o en zona, cortes y continuaciones, etc. y etc., pero los Warriors lo hacen más rápido. Y esta es la madre del cordero. Lo que distancia a los buenos de los excelentes equipos. Y que si lo aplicáramos a otros deportes los resultados no reincidirían sino en la misma causa. ¿O no sería ésa la diferencia que existe entre, por ejemplo, el Manchester United y Las Palmas o, por mucho que discrepen los agoreros, entre nuestro Athletic Club y ese apañadito Inter de Bakú? Citius, citius…
Por Toni Abad, director de cine.
La vuelta y la tuerca
