El fútbol como enseñanza
El fútbol no es tan solo unos meros resultados; es también transmisor de valores y hay que cuidarlos en todas las vertientes. Son unos meses plácidos para el Athletic Club de Bilbao. Lejos quedan aquellas semanas de incertidumbres, de no reconocer al equipo y de ver el abismo, el precipicio al perder en el Ciutat de València contra el Levante a primeros de diciembre.
Ese encuentro supuso un punto y aparte en la trayectoria del Athletic esta temporada. Esa derrota precipitó la salida de Eduardo Berizzo y la llegada de Gaizka Garitano con aire fresco. Parece que fue lo que necesitaba el conjunto rojiblanco. No era simplemente un cambio de entrenador, era mucho más: era modificar el estilo de juego e implementar uno en el que el Athletic se movía como pez en el agua, ese que marcaba sus señas de identidad.
Con la llegada de Garitano, el conjunto rojiblanco era reconocible, hacía un fútbol menos vistoso, más sencillo, pero el que le venía como anillo al dedo. Se veía a un Athletic que sin muchas florituras iba consiguiendo puntos, esos tan necesarios para alejar el peligro. Se vislumbraba sobre el terreno de juego esos valores enseñados en Lezama y que le hacen al Athletic único. La garra, la actitud y el no bajar los brazos han sido una constante en los últimos dos meses.
Porque se puede perder un partido, pero lo que nunca se puede perder son las señas de identidad que hacen a un club único y aquellos valores de los que se han nutrido desde que eran bien pequeñitos. Más aún cuando el fútbol es un espejo más donde se miran los niños y jóvenes de hoy en día y que es una fuente de aprendizaje. Esos valores son los que hay que transmitir partido a partido para que los pequeños de las casas los tomen como referencia.
Poco favor hacen a los valores gestos como los de Kepa Arrizabalaga este domingo en la final de la Carabao Cup. El ex del Athletic se negó a ser sustituido cuando Sarri así lo decidió. Quedó patente ante todos la falta de respeto y falta a la autoridad que mostró el de Ondarroa. Hay que acatar las decisiones que un superior tome por mucho que uno no esté de acuerdo y no mostrar esa prepotencia de no querer ser cambiado.
Desgraciadamente, no es un caso aislado en las últimas semanas. Quique Setién lleva siendo irrespetuoso con el rival durante las últimas semanas cuando no consigue el resultado esperado y Diego Pablo Simeone hizo gestos impropios de un entrenador cuando el Atlético de Madrid marcó ante la Juventus y dejó encarrilada la eliminatoria de Champions.
Son momentos en los que los valores no hacen acto de presencia y dejan al deporte rey en un mal lugar. Hay que ser conscientes de la importancia que tiene como transmisor de valores y hay que remar en una misma dirección para lograr los mejores resultados en este ámbito también.
Por Iraia Hermosilla, periodista. Escribo el blog 'En Rojiblanco'
Contacto: iraiahermosilla@gmail.com
Brillante Iraia.