Pasión por el Athletic a mil kilómetros

Llevo 23 años en Andalucía y, como decía Sabina, “aquí vivo y aquí quiero quedarme”. Este año cumplo 26 como socio del Athletic Club, desde aquel día que a mi aita, mi hermano y yo le pedimos que le dijera a Olentzero que nos dejara el dinero que nos hacía falta para hacernos socios y dejar el carné de abonado sembrado de agujeritos. Ni un solo día de todo ese tiempo, pese a la distancia, he pensado quitarle la razón a mi aita, más ahora que no está con nosotros. Fue él quien nos llevó cuando teníamos seis años -el año que viene hará medio siglo de eso- a infectarnos de un virus que ríase usted del corona ese; no hay quien lo cure.

El jueves pasado salí de la redacción para ver la segunda parte en la televisión. Los últimos tres minutos (¿o fueron tres horas?) de la eliminatoria contra el Barça los vi de pie y llorando. Llamé a mi hermano, que vive en Algeciras, y lo único que hicimos fue gritar y llorar. Gracias a ElDesmarque pude vivir el recibimiento con bengalas y el 'Txoria txori' después del partido en Pozas.

La distancia no me separa de mi Athletic. Todo lo contrario. Me hace creer en él todavía con más fuerza. Me separo de los apóstoles me uno a los fieles. En Andalucía puedes salir a la calle con la camiseta y habrá alguien que te salude con afecto.

Nos queda un histórico que vuelve, un Granada CF al que recuerdo de los álbumes de cromos que cambiábamos en el recreo, contra otro que jamás se fue. No sé lo que pasará; nadie lo sabe. No quiero ni pensar en Sevilla, a pesar de que lo tengo al lado.

Sea lo que sea volveré a sufrir, a levantarme con esa sensación de que hoy es un día especial, a escuchar a aita decir “estáis locos”, a recorrer Pozas, a recoger el coche para volver a casa y a no dormir bien esa noche. El resultado importa, claro que sí. Pero el sentimiento, a mil kilómetros de casa, sigue siendo el mismo que cuando estaba en el botxo. Desde la tierra del Decano, en medio de pasiones, yo paseo las mías por una Andalucía que, en el fondo, también nos quiere.

Por Óscar Lezameta Arroyo, periodista de Huelva Información

@oscarlezameta65