Vota Mejías
Estoy pasando unos días políticamente insoportables, primo. Me resulta chocante que tantos españoles ya hayan –o haigan– decidido el voto. Respeto su claridad pero no la comparto. O viceversa. Eso agrava aún más mi desazón. Te confieso que hace décadas que yo también anhelo votar, como ellos, aunque sólo sea por el simple hecho de sentirme un ciudadano libre, y no un rehén de mierda, que es como realmente me siento. Busco y rebusco en el baúl de los argumentos imposibles para encontrar alguno que me resulte necesario y suficiente. Pero no hallo más que lo contrario.
De verdad que no los soporto. No bajan de su olimpo más que una vez cada cuatro años para buscar un voto que les justifique su pan, el pan ganado, como decía Selu, “con el sudor del de enfrente”: pan con chorizo, o más exactamente, chorizo con pan. Se acabó el bipartidismo. Qué bien. Ahora toca el multipartidismo. Una democracia más plural. Efectivamente. Más empresas en las que colocar a inútiles para la espiocha y la palabra. Porque además de renunciar a doblar los riñones, sólo saben usar la lengua para la práctica de dos antiguas labores –tragar saliva y la otra–, ninguna de las cuales concuerdan con una visión puritana y vocacional de la política. La retórica, el arte de persuadir a través de la palabra –o sea, el arte de dar coba–, al menos es un arte que revistió a la política de cierto prestigio literario durante siglos. En el XXI no examinan de retórica a los que van en las listas porque, de hacerlo, se quedarían vacías. Además, ¿quiénes serían los examinadores si los tiburones que mandan tienen la misma diarrea lingüística que los delfines que aspiran a mandar? Basta con la garantía de que no romperán la disciplina de voto, y que serán fieles a la curia que los coloca.
Hablando dan pena. Obrando dan rabia. Y cuando consuman las estafas electorales realizando lo contrario de lo que han prometido, ya no sé ni lo que dan. Pero dan mucho. Y malo. Encima, si no los votas y ejerces tu derecho a abstenerte, símbolo del corte de mangas único posible, te acusan de antisistema, con cuernos y rabo. Y en parte es cierto. Yo no soy antisistema. Sencillamente estoy fuera del sistema. Un sistema es un todo compuesto de partes interrelacionadas, pero las partes que se interrelacionan en nuestro sistema político son las suyas, no las nuestras. No me incluyen, ni a mí ni al resto de los ciudadanos. Al menos el Sistema Solar me alumbra y me da primaveras. El sistema político sólo me quita libertad, dinero y esperanza. Está desquiciado. Fuera de su propio control. Delira. Apesta. Y mucho más.
El lenguaje refleja el pensamiento. Quiero volver a pensar en el fútbol. Olvidarme de la política. No obstante, el 24 iré a votar, aunque sólo sea para celebrar el 34 aniversario del mítico ascenso en Elche. Y voy a meter en la urna una foto de Pepe Mejías, que marcó el 1-2. Sé que mi voto lo declararán nulo. Pero no puedo hacer nada más. La torre de preferencia no me cabe.
JUAN CARLOS ARAGÓN
Si lo tiene usted tan claro y en sus manos tiene la clave...por qué no ha comenzado por presentarse a alcalde de nuestra ciudad? y de ahí al cielo...y sálvenos de esta ruina en la que nos vemos inmersos...si lo tiene usted tan claro.
Que razón tienes , lo que ocurre es que eso no es nuevo, ya lo sabemos desde tiempos inmemoriales, lo escuchamos cientos de veces en los Bares, que es donde nosotros los andaluces aprendemos la verdad, verdadera. Viendo y escuchado a los especímenes que deambulamos por eso lugares privilegiados. Pero he decir que siempre es agradable escucharlo a tu forma y tu modo , con esos giños que te aporta la sabiduría popular Gaditana en forma de Carnaval. Solo no estaré de acuerdo en ejercer mi derecho a Voto, que parece el único derecho que nos queda , Y si votare , además votare a lo nuevo, además justificare mi voto con dos razones , una es para poder confirmar que todo lo que dices es cierto , y seguirá siéndolo y la segunda tiene que ver con la esperanza de estar equivocado .