Insisto: La superficie

Lo dije el 10 de abril. Odio dar en la tecla cuando dando en la tecla me pillo los huevos. Odio no haberme equivocado y que los fachas inunden Twitter con sus patrióticas snoopydeces. Pero vosotros habéis tenido —por desgracia— más culpa que ellos. Por influencia de su omnimisericorde cristianismo —valga la ironía— han sido capaces de perdonar la corrupción, la mentira, el abuso de poder y la normalización de la pobreza. En otro país, luterano o ateo, no sólo no los hubieran perdonado, sino que los habrían metido en el talego. Ellos mismos. Pero esto es España. La diferente. La imposible. La que no conocéis. A la que no sabéis jugar. Si pensabais que repitiendo las elecciones ibais a sacar más votos, de verdad, volved a la facultad. España no se estudia, ni se traduce, ni se deduce, ni se conjuga, ni se declina. España es Sergio Ramos. Vosotros os empezasteis a enterar el domingo. Así se os quedó la cara de tonto que se os quedó. La de la ignorancia boba. La sonrisa de un país sólo se dibujó en Cádiz. Y por el ascenso.

Lo del voto del miedo ha sido otra gran mentira. ¿Quién os tiene miedo? Os han visto a hostia limpia entre vosotros, pasando del comunismo a la socialdemocracia según se aproximaban fechas, mítines, micrófonos y cámaras. Eso no da miedo, sino paz. El miedo parecía que lo teníais vosotros. Decíais que iba a cambiar de bando, y lo que ha cambiado ha sido el motivo: antes era el miedo al poder y ahora ha sido el miedo a perderlo. Pero el miedo sigue en el mismo bando. En el otro, mucha gente que vive de puta madre y lo va a seguir haciendo.
Digo bien "miedo a perderlo", porque teníais poder, ni mucho ni poco, 69 escaños, el poder justo para disfrutarlo sin asumir responsabilidades. Y la única que tuvisteis, un carajopamí y para toda la superficie que os votó. Cagoenrajoy: mi voto no era un cheque en blanco, ni una pértiga política para que os saltaseis formas y tiempos a vuestra universitaria manera. El PSOE —por mucho que nos joda— todavía es mucho PSOE como para pedirle —a cambio de la investidura— la vicepresidencia, 6 ministerios, la tele y los espías (y, como dijo Albandoz, "el Iphone 7 cuando salga"). Con menos de 1/5 del Congreso y sin saber aún ni cómo se reclinan sus asientos sólo os ha faltado pedirle a los leones de las puertas que os rujan al entrar. El Cielo no se toma por asalto, brutos, si no preguntadle a Dios la de milagros y siglos que le ha costado. Y sin existir.
Repitiendo hasta la saciedad discursos aprendidos en la facultad de ciencias políticas se puede jugar a la política, pero la política no es un juego. Me refiero a la real. Os lo explicaré de otra manera. Hay chirigotas ilegales que son muy simpáticas, cómicas, irónicas, críticas. La calle no exige. Les ríe. Les aplaude. El vino definitivamente lo facilita todo. Algún exaltado susurra que "Esto es Carnaval y no el del Falla". ¿Para quién? ¿Para cuántos? "Os presentáis al Falla y os lleváis el 1, de calle". Y un día cogen, se lo creen y van. Y van al carajo. Directamente. No entienden qué ha pasado. "El público del Falla no vale ná. El jurado no entiende". Cierto. Pero ellos ya no vuelven más. Ni al Falla ni a la calle. Las prudentes no se presentan al Falla. Y las que nos presentamos nos pegamos cuatro meses ensayando y diez escribiendo. Porque somos carajotes y nos va la marcha. Por supuesto. Pero lo que se dice en el Falla retumba. En el Falla hay eco. En la calle no. ¿Habéis entendido la comparación?
Os he oído hablar de autocrítica, pero no autocriticaros. De verdad. Con humildad. Si la tuvieseis, hubiera salido a relucir antes de batir el récord de pérdida de votos de la democracia española: 1.230.000 en seis meses y en la oposición, que no desgasta sino realza. Po ea. ¿Y ahora a nosotros qué? ¿Quién nos representa? ¿Unidos Podemos o Podemos Separados? También os he oído vacilar de vuestras matrículas de honor en la facultad. Creedme: en cualquier cresta de la superficie que os votó en diciembre hay más matrículas de honor que en toda vuestra militancia junta. Y es por el propio honor de esas matrículas por lo que jamás presumimos de ellas delante de los que no las tienen. Las lecciones de política no se reciben en la facultad, sino en las urnas, y no se imparten en La Sexta, sino en el Congreso.
Lo mismo el gafe soy yo. Para una vez que voto, no vale y hay que repetir las elecciones. Pero mi voto se tira a la basura una vez, dos no. Ahora consultad a las bases qué les ha parecido este artículo.
JUAN CARLOS ARAGÓN