Mariano, sé fuerte...
Los no fachas de este país estamos como niños en vísperas de Reyes. Si la moción prospera, a mí me habrán jodido cuarteta y media para el año que viene, pero no habrá habido mal que por mayor bien haya venido. Lo siento por el país, que está devastado, saqueado, expoliado. Pasarán décadas hasta que la gente vuelva a confiar en el sentido de las instituciones, en el sentido de la democracia, en el sentido del Estado de Derecho, pues éste surge, precisamente, como freno al poder ilimitado del Estado Autoritario (lo que ha sido el gobierno del PP, ni más ni menos), y el de Emepunto ha sido el más ilimitado de poder que yo he conocido (de “poder dar por culo” a la gente, que es un tipo de poder más a la española).
De todas formas, el tribunal del caso Gürtel, aunque no es cómplice de la organización criminal que ha condenado (o sí, cuando recuerdo que la primera víctima de la trama fue Garzón) tampoco ha sido lo que diríamos un “presagio revolucionario” de la justicia española. De hecho, Emepunto ha cometido perjurio en las propias narices del tribunal, y ahí sigue. El Partido, aun con la consideración judicial de “organización criminal”, sigue sin ilegalizarse (como su padrino el franquismo). Y Montoro, que abrió la amnistía fiscal ilegal e inconstitucional para que sus amigos blanquearan todo lo que pudieran ante la que se avecinaba, aún sigue sin estar imputado en nada. Su Secretario de Estado sí; él no. Vaya plan: el partido donde los subalternos delinquen a espaldas de sus bobos jefes. Espero que cuando se juzguen los papeles del PP (que-no-son-los-de-Bárcenas-sino-los-del-PP) y ocho o diez cositas más, saquen a los camellos de las cárceles para que quepan estos, que son delincuentes más peligrosos, de largo.
También echo de menos un toque de responsabilidad civil subsidiaria —si no judicial, sí política— a todos aquellos venturosos españoles que votaron al PP a sabiendas y moliendas de que votaban a la mafia que estaba saqueando a España, porque es difícil entender que lo hicieran… a menos que también participaran en el saqueo, pues la mayoría de aquellos votantes presumía de decencia hasta el límite de la misa diaria.
Y Europa mirando. Y el mundo contemplando. Y José Manuel Soto cantando “Yo soy español”. Y Sergio Ramos preocupado por la letra del himno. Y Marta Sánchez intentando consolarlo. ¿De verdad que aún los hay que no entienden el independentismo de un país con un gobierno como éste? Y ¿no es un poco puta la casualidad de que la bandera de España fuese la manta que cubriera la corrupción? Podía haber sido mejor la de Suiza o la de Panamá, pero se empeñaron en usar la de España hasta convertirla en símbolo de lo que es ahora mismo.
No se puede presumir de tener una madre puta o un hijo kinki. Se puede querer por madre o hijo lo que tienes. Hasta ahí, vale. Pero si presumes, encima, haces el ridículo. Primero procura regenerarlos y luego hablamos. Y si este país tiene regeneración democrática posible lo va a decidir primero el Congreso y luego el pueblo. Y no oculto que temo más al segundo que al primero.
Después de todo esto, el chalé de Iglesias y Montero me ha parecido una canadiense de las que poníamos en el camping del Camaleón. Paso página. Miro a la calle de enfrente y pierdo hasta el sentido de la autocrítica, contradiciendo incluso mi artículo anterior. Vamos a bajar primero la fachada entera del edificio nacional, no vaya a ser que se derrumbe del todo y los próximos chalés de lujo sean las VPO.
Llevo preso desde el 20 de noviembre de 2011. Siento que me han robado seis años y medio de mi vida (política, pero vida al fin y al cabo). Ahora tengo que enfrentarme a los restos del naufragio. Sacar a mi hijo adelante en medio de estos escombros. He perdido la fe en la política, en el hombre y en la mujer, en el país y en el Estado. No obstante, quiero celebrar mi cumpleaños en la esperanza de ver mi país gobernado por cualquier partido o repartido que no sea una organización criminal. En el 120 aniversario del Desastre del 98 estábamos ante otro escenario similar. Aquel acabó en guerra civil. Este espero que lo detengan antes. La oposición tiene la palabra. Contra el PP o con él (con todo lo que ello implica). Ya no caben medias tintas. Ha llegado el momento que no quieren muchos: el de mojarse (o ahogarse). Y para qué mentir. Estar con el PP, por obra u omisión, es menos de fiar que ser del PP. En inglés no se distingue. En español sí. Y tú ya sabes por dónde voy…
Pd.: el mayor beneficiado de todo esto, por la parte que me toca hoy, ha sido Nerón (mi tocayo Monedero, para quien no pille la alegoría) por haberle dado un golpe muy bajo y muy mal dado a mi alcalde, pero la urgencia del gurtelazo lo ha librado de mis iras articularias: hoy no es día para que arda Roma sino para apagar España.
JUAN CARLOS ARAGÓN
