Mi, no entender
Me cuentan que en el Valencia CF están con un cabreo importante porque el contrato de compraventa del Valencia por parte de Meriton haya visto la luz. Me aseguran que, cuando Las Provincias se hizo eco del mismo hace una semana, dando por hecho que lo habían visto, molestó; pero que el otro día cuando la SER lo publicó de forma íntegra, se indignaron.
Vaya por delante mi enhorabuena y, ¿por qué no? cierta envidia periodística para los compañeros que se hicieron con él y lo utilizaron para informar en uno u otro sentido. Una vez conseguido ese contrato, cada uno hace con su información lo que buenamente decide. No es mi tema. Me quedo, más bien, con la reacción de la gente de Meriton, que me han dicho que aún están alucinados.
Entiendo, y aquí entro ya en el campo de la pura especulación que, hay pocas afrentas mayores que la deslealtad en las culturas orientales. Allí, el respeto a las tradiciones y al ámbito privado está por encima de todo. Son, lo he escrito alguna vez ya, muy diferentes a nosotros los latinos en muchos aspectos. A la hora del contacto físico, a la hora de salvaguardar su privacidad… Por eso, me huelo que estarán estos días pensando en plan sesudo quién ha filtrado el contrato (Fácil: miren quién lo conocía y lo tenía) y si inician acciones legales contra quién atentó contra la cláusula de confidencialidad.
Pues miren, señores de Meriton, consejo de perro viejo: déjenlo pasar. O si hacen algo, que no se sepa de puertas hacia fuera. En estos temas hay poco que ganar y mucho que perder. La confidencialidad en contratos de este tipo se presupone, no es necesario poner una cláusula para salvaguardarla. De hecho, sirve de poco. A las pruebas me remito. Sé que les cuesta entenderlo, pero en España y en Valencia, aún nos cuesta mantener un secreto. Tenemos que mejorar mucho en eso.
También me imagino que, en su proceso de valencianización, cuando a Amadeo Salvo, primero, a Lay Hoon después, y a Peter Lim en última instancia, les haya llegado la noticia de la presentación en sociedad de “su chinito” por parte de la peña que lleva el nombre del magnate, no sólo habrán flipado, estarán entre sonrientes, anonadados, embelesados y fascinados. No entenderán nada, o como dice ese asiático de mi barrio recién aterrizado en nuestro país y con la mejor voluntad del mundo cuando le pido algo raro: “Mi, no entender”. Pues eso, que aquí somos así, para lo malo, pero sobre todo para lo bueno. Bien han hecho en ponerse un consejo asesor, aunque si, además de eso, necesitan un psicólogo para entendernos, conozco varios buenísimos.
Harina de otro costal son los reveses deportivos. Ahí, me cuentan, que a Peter Lim le gusta mucho el fútbol. Pero, mucho, mucho. Doy por hecho entonces, que estará molesto como una mona por cómo se le escapó el triunfo al Valencia en Granada y desesperado porque Enzo Pérez le diga que sí y refuerce a un equipo que se desinfla con el paso de las semanas. Es más, confío que en su próxima charla con Nuno cuando le anuncie que ha podido comprar al mediocentro argentino del Benfica, le aconseje ser un poco más autocrítico y mover el banquillo con más rapidez. Mi no entender, que diría mi amigo el oriental, lo que le está pasando al Valencia en Liga; ni la expulsión de Alcácer, pero, de una cosa estoy seguro: Reconocer los errores propios es un signo de humildad, humanidad e inteligencia. A mí, por ejemplo, me hace más feliz pedir perdón que ganar un debate. Feliz semana.
David Torres
Delegado de ElDesmarque Valencia
@DavidTorres1975