El panteón de los ídolos
Por favor, indica por qué quieres reportar este vídeo:
En la vida es importante tener ídolos y tener claro quienes son. A medida que creces, conservas algunos de la infancia, otros quedan en el recuerdo, muchos acaban olvidados porque tenían pies de barro y, al tiempo, vas adquiriendo nuevos…
Es importante también tener un panteón, museo, sala o similar –mental– dónde ubicarlos. A fin de cuentas, son nuestros referentes vitales cuando nos enfrentamos ante un problema en la vida, ante una situación comprometida o incluso cuando jugamos un partido… ¿quién no ha soñado despierto con emular aquel regate imposible, ese gol maravilloso o aquel pase medido de Puchades, Kempes, Baraja o Alcácer?
Cada uno tiene los suyos, en mi caso, mis padres son fetiches con los que he ido desarrollándome como persona y que siempre me han acompañado en mi devenir… O mi mujer, que además de tener dos trabajos -casa y fuera- cría dos niños -a mi hijo y a mi mismo-.
Pero tengo otros muchos. Enumerarlos sería dejarme alguno y no es cuestión de dejar heridos en el camino. Baste con decir que tengo ídolos personales, familares, profesionales y, por supuesto, deportivos.
Ahora bien, todos ellos reúnen alguna características que son comunes. En primer lugar, además de su calidad profesional destacan por su calidad humana. Por ser algo más. Por ejemplo, no es suficiente con ser un buen periodista o un buen jefe, como por ejemplo Carlos Egea, al que aprovecho para felicitar por su cumple, además hay que ser un tipo íntegro, fiel y honrado con el que aprendes a sacar adelante con entereza y una sonrisa las situaciones más jodidas que te puede plantear la vida, como por ejemplo las que nos ocurrieron el último año en RTVV.
Kempes, Fernando, Sánchez o Baraja
En el fútbol, con el Valencia, también me pasa. Mis ídolos, Kempes, Fernando, Sánchez, Villa o Baraja, por ejemplo, no lo son sólo porque fueron unos grandes con el balón en los pies. Tampoco lo son únicamente porque me demostraron cuando colgaron las botas que detrás del futbolista había personas maravillosas con las que merecía la pena convivir; sino porque además de todo eso demostraron unos valores, una fidelidad a una idea y a unos colores a prueba de bombas.
La reflexión me viene a colación en esta gris mañana de febrero pensando en Gayà, en Alcácer o en Parejo. Los tres son unos ‘pipiolos’ –en el buen sentido de la palabra- a mi lado; pero si aún no los idolatro no es porque futbolísticamente no sean una pasada; sino porque aún no han dado ese plus personal, de entereza moral y fidelidad a una idea (colores, sentimiento o similar) que sólo con los años y las oportunidades podrán dar… o no.
A Paco ya le han puesto en la casilla de salida hacia el panteón de los ídolos. Renovado, querido e idolatrado por la parroquia, sólo falta que él se consolide y siga como hasta la fecha. Parejo llegó tarde a Valencia, pero la senda ha empezado a marcarla este año… Y Gayà ¡Ay mi querido Gayà! Ese sí que apunta a ser un grande pero ha corrido tanto que ha quemado etapas a una velocidad de vértigo…. Está con 19 años en una tesitura a la que normalmente se llega seis, siete u ocho años más tarde… Pero eso es lo que tienen los grandes futbolistas ¿no? Convertirse en un ídolo dependerá de sus decisiones, de lo que le aconsejen sus mayores, de su tino… Yo le tengo fe.
Valga esta reflexión también para Nuno Espírito Santo. Tras sondear la calle, las redes y el ambiente después de la importante victoria en Córdoba quizá es la pata más débil de este Valencia. Sus 50 puntos no le eximen de las críticas que recibe el juego del equipo. Así que, si quiere acercarse aún más al corazón del aficionado valencianista, debe mejorar el juego porque aquí, además de ganar siempre nos ha gustado el buen fútbol. Feliz semana.
David Torres Delegado ElDesmarque Valencia
Muy bueno, como siempre esa mezcla de reflexión y deporte que considero muy valiosa