Bocados de realidad
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La película Reality bites es una comedia romántica, pero cuando me vino a la cabeza este fin de semana, no estaba yo para demasiadas risas. El Valencia había vuelto a perder de forma injusta en el Camp Nou contra el Barcelona.
Acababa de saborear unas croquetitas de rabo de toro, un salmorejo y unos alcauciles por recomendación de mi guapísima amiga Isabel -la conocerán por presentar los deportes en Camal 9 y coincidirán conmigo que es la mas 'cordobesa' de todas las grandes profesionales que allí conocí. En eso estaba, alimentado el cuerpo y evocando los efluvios del Guadalquivir, la antigua y solemne magnificencia de la mezquita y el perfume de azahar, cuando Luis Suárez me dio un bofetón y me devolvió de un bocado a la realidad.
Toda una semana de ilusión se iba al traste en un suspiro. Aun en estado de shock, tratándome de meterme en la cabeza de Peter Lim, Parejo fallaba un penalti (que debió repetirse) y me despertaba definitivamente del sueño. El Valencia no iba a ganar en Barcelona a pesar de que jugó una buena primera parte y, por si alguna duda me quedaba, Messi, con el tiempo cumplido, nos dio el segundo bocado que nos devolvía a la realidad.
Tocaba, además de aguantar las siempre divertidas chanzas de Miguel -merengue confeso y que era uno de mis compis de expedición a la ciudad califal-, empezar a pensar en el futuro inmediato. Esto es, asegurar puntos y ver cual es el nuevo salto de calidad que necesita el Valencia si su dueño quiere que pase de comparsa a protagonista.
Estaba jod... Vamos, fastidiado, porque el Valencia había jugado bastante bien y, a pesar de llevar unos números excelentes, todavía no le vale para discutir el trono de los grandes. ¿Que mas tiene que hacer? Me pregunto constantemente cuando la vida nos da estos bocados que nos devuelven a la realidad.
Por suerte, entre comillas claro, Peter lo vio mejor q nadie. Venia de ver al PSG, al propio Barça y luego a su Valencia. Supongo que se daría cuenta de que las distancias son abismales, pero no insalvables. Y no hablo sólo de dinero, o de fichajes de relumbrón, sino de planteamiento, de cambios, de grandeza de miras.
Confío en que, como dice la canción principal de la Banda Sonora Original de Reality Bites, 'My Sharona' el duelo sirva para que se le encienda el motor a Peter Lim, a Lay Hoon y al propio Salvo y se den cuenta de que el camino no ha hecho más que empezar y que la solución es creer en un proyecto y asentarlo poco a poco.
Llegados a este punto, hago mía y comparto una reflexión de un buen amigo y cuyo valencianismo está a prueba de bombas. Omito su nombre porque es un personaje público, pero él me dijo con buen criterio el sábado por la noche que "el problema del valencianismo es no estar nunca de acuerdo con lo que tenemos". "La clave, David, está en el equilibrio. La solución pasa más por atar futbolistas como Gayà, Alcácer y darle el valor que merecen los Piatti, Parejo y compañía, (que antaño repudiábamos) antes de fichar a troche y moche y a lo loco a cracks que, como Cristiano también fallan penaltis". Ahí lo dejo.
La peli, que acaba con la preciosa balada "All I want is You" de U2, te enseña que las respuestas que ahora no alcanzo a encontrar con este Valencia (¿qué más tiene que hacer para ganar en el Camp Nou? ¿Se puede jugar mejor? ¿Fue sólo cuestión de mala suerte? ¿Los delanteros no pueden jugar nunca juntos?) Llegarán cuando dejemos que el proyecto madure y focalicemos el objetivo: estar en Champions. Así que, paciencia y feliz semana.
David Torres
Delegado ElDesmarque Valencia