Que Otamendi se apañe con su conciencia

Tengo un buen amigo que tiene a su mami muy malita. Sin embargo, el otro día cuando me acerqué a consolarlo, a darle un abrazo y charlar un rato con él, en vez de reconfortarle a él salí yo con una lección de esas que aprendes en la vida y que ya no se te olvidan jamás. 

Mi amigo me decía que mi única preocupación, cuando asista al final de un ser querido, debe ser tener la conciencia tranquila de haber estado con él, a su lado. “No soy de dar consejos David, pero cuando algún día pases por esto, lo más importante es que la persona en cuestión no se sienta sóla porque debe ser muy triste morirse solo y que tú mismo estés en paz contigo mismo y hayas estado al pie del cañón cuando tocaba. Sino, los remordimientos no te dejarán vivir nunca. Jamás te olvidarás”, me decía con las pupilas cristalinas.
Yo, haciéndome el duro y el maduro, asentía, pero estaba tocado y estaba aprendiendo a pasos agigantados. Era consciente y le pedí permiso para utilizar su idea en la columna que ahora tienes delante.
Mi amigo seguía hablando y un servidor se convencía de la profundidad de las palabras que escuchaba. “Qué gran verdad!” Me dije para mí mismo. El tiempo no vuelve para nadie y, cuando llega el momento de rendir cuentas, hay que tener la conciencia tranquila.
Las preguntas me asaltaron el cerebro a una velocidad de vértigo pensando en mi vida y en el Valencia CF a partes iguales. ¿Qué pensará Otamendi? ¿Ha estado a la altura? ¿Qué carita habrá puesto al llegar a casa, al ver al vecino, al entrar en el vestuario? Porque la metedura de pata ha sido fina.

Contextualicemos

Vamos por partes, contextualizo para los no iniciados (mamá, esposa, Ruth, Bea y demás…). Otamendi fue el mejor jugador del Valencia la temporada pasada, cobra un pastón, aquí le hemos entregado hasta nuestra alma, pero el tío se marchó de vacaciones diciendo que quería mejorar, irse a cobrar más a otro club y ha presionado para dejar el Valencia. Su agente le ha secundado y lleva meses buscándole otro equipo dónde jugar, sin tener en cuenta lo que hizo el Valencia por el jugador. Aún así, el club, que lo quiere en su plantilla, exige que se paguen los 50 kilos que pone en el contrato y nadie se ha presentado para pagarlos. Por lo que el jugador, que ni tan siquiera quería volver a España y parece ser que tenía un pre-contrato con otro equipo, se ha quedado con un palmo de narices y ahora lo tenemos aquí, de morros y entrenando.
Llegados a este punto, y recuperando la conversación con mi amigo, me pregunto qué pasará por la cabeza del jugador ahora. ¿Se sentirá con la conciencia tranquila por lo que hizo?
Esa es una pregunta que sólo puede responder Nicolás pero, analizando la situación con más detalle, creo que debemos añadir al cóctel un matiz que no comenté con mi amigo cuando hablamos sobre las actitudes que tienen las personas en los momentos decisivos de la vida. Le doy la razón en todo cuando afirma que tener paz interior tras saber que has hecho todo lo que debías ante la persona que quieres es lo más importante. Ese sentimiento te humaniza. Sin embargo, añado yo, el perdón te humaniza aún más. El nivel de crítica y auto-análisis está bien, pero el de compasión y magnanimidad te hace ser más grande, como persona, como club, como entidad, como colectivo...
El tiempo pasa y no vuelve, es cierto, pero para nada, ni para nadie. Por eso, el tiempo de estar en rebeldía, de estar enfrentados y molestos por comprobar como Otamendi la metió hasta el fondo y su estrategia fue errónea, no puede ser eterno ni detener el camino iniciado por el Valencia hace diez meses hacia la Champions. Nico no estuvo a la altura y con su conciencia ya se apañará él; pero no perdamos más el tiempo pensando en lo que sucedió. La vida es maravillosa y sigue. Así que, sonrisa, abrazo, a trabajar, felices y a soñar con la musiquita de la champions y lo que está por venir. Yo voy a mandarle un mensaje a mi amigo a ver si su mami ha mejorado y a decirle que el Valencia Fútbol Playa ha quedado ¡¡Tercero en la Liga!!! que seguro que le levanta el ánimo. Feliz semana.
David Torres
Delegado ElDesmarque Valencia