La injusta justicia: la 'Marea' Valencianista, Nuno y Rodrigo
Por favor, indica por qué quieres reportar este vídeo:
Javi Doménech es un tipo formidable. Se ha rehecho de un batacazo profesional grande y ahora se mueve por la Ciudad de la Justicia entre togados y funcionarios con una habilidad que asusta. Él me abrió el otro día las puertas de este proceloso mundo de juzgados, como me abre los ojos cuando debatimos y discutimos sobre la vida social y deportiva de nuestro Valencia.
El caso es que tuve, no sé si por suerte o por desgracia, que visitar el otro día el recinto de la Avenida de El Saler, allá dónde se dirimen casi todos los asuntos judiciales del Cap i Casal para asistir -como testigo- a un sórdido caso que se ha inventado un pollo de tres pares de narices y que espero que quede en una amonestación para el acusador.
Fiel a mi costumbre, fui con tiempo, y con los cinco sentidos en alerta, como ese niño que va a un cole nuevo por primera vez. Allí aprendí, sobre historias raras, demandas absurdas y pérdidas de tiempo y de dinero que la gente obliga a cometer a la Justicia Española por ego, por celos, por envidias...
Como siempre, me tocó esperar, y eso me dio tiempo para conocer a un abogado ex boxeador; a un juez al que llaman el conciliador y a una jueza que sabe qué son los castores en un grupo scout como en el que estuve de pequeño. Pero también tuve tiempo para pensar en la justicia, la injusticia, en el chaparrón de abucheos que le cayó a Rodrigo Moreno cuando salió al campo contra el Granada y, ¿cómo no?, en la Marea Valencianista, ese nuevo movimiento opositor que ha nacido en el valencianismo, con mal pie.
Dicho está, y lo escribo para que conste, soy un firme defensor de la existencia de la oposición. El pensamiento único ni me va, ni lo apoyo, ni es sano en ninguna sociedad. Ahora bien. Es sorprendente, (sonrojante incluso) que sea Miguel Zorío quien encabece el movimiento de limpieza y fiscalización de nadie en el Valencia cuando, desde que lo conozco -y hace ya 15 años- siempre le recuerdo merodeando en el entorno valencianista y rodeado de cosas turbias. Así, me lo presentaron manejando las 'cañerías' de la candidatura de Paco Roig, en su época más virulenta de oposición. Le volví a encontrar presentando la mentira de Dalport junto a Soriano. Estelar fue su regreso a escena mintiendo públicamente al anunciar que habían vendido las parcelas de Mestalla ya como vicepresidente del Valencia. Y, por último, no menos popular fue su implicación en el caso Noos, del que salió desimputado, pero -para mí- cuestionado socialmente y que sirvió para que, de pasada, y aunque sea sólo en titulares, se relacionara el nombre del club con la corrupción.
Poner a un zorro a cuidar el gallinero es, ante todo, generarle al zorro una taquicardia. Pero como creo firmemente en el perdón y la reinserción, Miguel tiene todo el derecho del mundo a encabezar Marea Valencianista, y por tanto, a buscar de nuevo su cuota de protagonismo en la vida social del Valencia. Es más, admito que parte de sus dudas son las mismas que tiene la afición, y coincido en que, el Valencia, con Layhoon a la cabeza, debe dar cumplida respuesta... Pero ojo, no en un juzgado, sino en la Junta General de Accionistas o utilizando los mecanismos que establece la Ley para contestar e informar a los accionistas. Lo que es intolerable es empezar una oposición denunciando. Antes pregunta y si no te contestan, entonces ya empiezas acciones legales digo yo.
Después de ver cómo está la Ciudad de la Justicia, es indigno ver como alguno la utiliza la para sus cuitas personales. Sirva como ejemplo la historia que me contaban en mi visita en la que una juez tuvo que dirimir un caso de un niño de 13 años que escupió a otro. Su Señoría acabó echando un rapapolvo a las madres por hacerles perder el tiempo a ella y el dinero a los contribuyentes y pidiendo a los letrados que les cobraran mucho a las dos familias por semejante memez. Olé por ella. Ojalá cunda el ejemplo.
Como en los pasillos de los juzgados, no se hablaba de otra cosa, me contaban los expertos que en el caso de Marea Valencianista, si admiten la denuncia a trámite (cosa que duda hasta el más pintado) pasarán seis meses. Y, ante eso, yo me pregunto ¿por qué en este país sigue siendo totalmente gratis denunciar? "Denuncia que algo queda... que diría aquel", y como la justicia es lenta, pues publicidad gratuita unos meses. El modus operandi es antiguo. Lo he visto antes en el valencianismo muchas veces. Los juristas me explicaban en ese tono ceremonioso que tanto les gusta usar que, si Lim no aparece en ningún documento de Meriton, se desvanece el 'sueño caliente' de verlo sentado en el banquillo. La intención de Marea quedaría en eso... un sueño nada más, me decían. Justo lo contrario que la capitalización de unos 100 millones, que cada día parece estar más cerca y que, cuando llegue, creo que va a poner a cada uno en su sitio. En definitiva, mala forma de empezar algo tan bueno como es hacer oposición, y más cuando la Champions está a la vuelta de la esquina y el equipo necesita estar más centrado que nunca.
Justicia es dar a cada uno lo suyo
En fin. Como injusticias nos encontramos a diario, y como el gran jurista Ulpiano ya dijo hace dos mil años que "justicia es dar a cada uno lo que le corresponde", no puedo acabar sin escribirles que, aún a riesgo de que me tachen de loco, no fue justo lo que le sucedió a Rodrigo contra el Granada. Que al chaval le cayera la monumental pitada que le cayó cuando iba a salir al campo (la más dura que recuerdo para un jugador del Valencia en mucho tiempo) no es de recibo. Si juega hasta la saciedad; si juega por castigo porque Nuno lo pone de titular hasta para ir a mear, o si costó 30 kilos y no ha demostrado su valía, no es culpa suya. Culpa suya es fallar sólo ante el portero. Culpa del entrenador ponerlo más allá de lo racional.
Es como criticar a Nuno por algo más que por lo que estríctamente le toca. Debatamos, como hago con mi amigo Javi (y con Charly y con Juan Carlos Cebrià y con Luis Urrutia en la La Taula de 11TV), sobre si el técnico es malo, bueno, regular o sobre si se le atragantan o no las rotaciones, pero no le acusemos por forzar la marcha de Salvo o Rufete como hacen muchos cuando éstos se fueron por su propio pie, tras cumplir un papel inestimable en el proceso de venta, y cobrar su correspondiente finiquito. ¿Que las decisiones entonces ya las tomaba Nuno? Pues sí, a posteriori nos enteramos, pero al final él es el depositario de la confianza del dueño. Por eso, debe ser el propio Peter el que mastique, madure y reflexione sobre el ambiente que últimamente se respira en Mestalla y que valore los resultados. Por fortuna, o por desgracia esto es fútbol, y quién dicta sentencia en este mundo es la pelota. Feliz semana.
David Torres
Delegado ElDesmarque Valencia