Yo fui, soy y seré París

Vaya cóctel de emociones me golpeaba las sienes el cerebro cuando me senté a escribir la columna este domingo. Acababa de disfrutar de la llegada del Maratón de Valencia, pero los lazos negros, las referencias a París, a la torre Eiffel, a la paz, y a la solidaridad por los atentados del pasado viernes no me dejaban aislarme y disfrutar de la emoción de la llegada de la prueba de filípides.

La barbarie cometida por los terroristas del EI en París nos ha dejado a todos en estado de shock, descolocados y aterrados porque la guerra de la sinrazón, el terrorismo contra inocentes, ha vuelto a nuestras vidas y está a la puerta de casa. 
Ese parón tras la maratón, aislado en la sala de prensa que la organización (un diez para ellos) había montado a escasos metros de la meta, me sirvió también para recordar la última vez que estuve en la Ciudad de la Luz. Fue en el año 2000, coincidiendo con la primera final de la Liga de Campeones que disputó el Valencia. Quizá por eso, por el resultado, por el guantazo que todos los valencianistas nos llevamos cuando estuvimos allí, París era una ciudad que no me caía especialmente bien.
Las bombas y las balas, además de segar decenas de vidas de inocentes, borraron de un plumazo mis reticencias con la capital gala. De repente sólo recordé lo preciosa que es, lo maravilloso que fue viajar con el Valencia a aquella Champions; lo satisfactorio que resulta ser el centro de la Europa futbolística. Me acordé del Chateau dónde estuvo el Valencia de Cúper concentrado y, también de lo mal que lo pasó el argentino con la afición valencianista. El "Nuno vete ya" no es nada comparado con aquella noche en que un grupo de seguidores, inconscientes, zarandearon el coche del entrenador que llevó al Valencia a sus dos únicas finales de Champions. 

Maratón, bombas y goles del Real Madrid

El caso es que, entre la emoción que produce ver llegar a una persona después de 42 kilómetros de sufrimiento (te lo recomiendo), el recuerdo reciente de la masacre de París y de aquella noche de hace 15 años Raúl y sus chicos del Madrid nos hicieron polvo, nos bajaron a la tierra, se me hizo un nudo en la garganta. Sólo Nuno, explicándose y justificándose en Marca y As logró sacarme de mi letargo. De todo lo que dijo el técnico me quedo con la sensación de que ya no se siente intocable y con una afirmación que tiene su 'momio', como diría mi abuela Isi. "El señor Lim sabe perfectamente lo que pasa. Con él llegarán los títulos al Valencia".  

Pues si sabe 'el señor Lim' lo que pasa, que se dé cuenta que una vez fuimos París, es decir, grandes de Europa y que, como queremos volver a serlo, al menos un servidor tendrá paciencia, pero tiene que empezar a adoptar soluciones porque un equipo joven, que no engancha y un entrenador que causa repelús (deportivamente hablando) en la mayoría de la afición, no parecen el camino más correcto para volver a serlo. 
Con ese anhelo me quedo, deseando que las emociones que viví gracias al Maratón Valencia Trinidad Alfonso, vuelva a sentirlas viendo al Valencia entre los grandes. Por aquel Valencia, por Cúper, por volver a la Champions, un día fui París; por las víctimas, por los atentados porque se acabe de una vez esta barbarie, hoy soy París; y por lo que tiene que venir, por los éxitos que tienen que llegar, siempre seré París... O al menos, como le dice Humphrey Bogart a Ingrid Bergman en Casablanca, espero que al menos "siempre nos quedará París". Feliz semana.
David Torres
Delegado de ElDesmarque Valencia